Microcuentos de terror

94

Era de madrugada y yo regresaba a casa. De pronto percibí movimiento por el rabillo del ojo. Entonces me volví hacia la fuente de ese movimiento. ¡Oh, horror! De las ramas de un inmenso árbol decenas de cuerpos se mecían a un ritmo cadencioso y horripilante.

Me desmayé. Cuando desperté, empezaba a hacerse de día. Vi de nuevo hacia aquel gigantesco árbol: aparte de las ramas, no había nada. ¡Y cómo iba a haber algo! Las personas que yo vi habían sido ahorcadas en ese árbol hacía un siglo.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.