Microcuentos de terror

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A la hora de escribir, prefiero la soledad de la noche. Ahora, después de lo que ocurrió anoche, quizá opte por escribir de día.

Lo cierto es que, estaba a punto de escribir un relato sobre cierto ente que atormenta a las almas solitarias, cuando de pronto, las luces empezaron a parpadear y el ambiente se tornó gélido; percibí una presencia maligna a mis espaldas y una voz gélida me susurró: “No lo hagas”.

No escribí el relato que tenía en mente, pero hice este. Y me pregunto si no habré contravenido sus deseos.




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