—Tienes que hacerlo —dijo el hombre a la mujer.
—No me atrevo.
—Sabes que es necesario.
—Pero los niños…
—Es la única manera de salvarlos.
Con lágrimas en los ojos, la mujer disparó. Luego entró a la casa. Los niños, que lo habían visto todo, lloraban silenciosamente. Pese a todo, lo aceptaban. Sabían que, una vez contraída la enfermedad, era la única forma de que el padre no se volviera contra los suyos.
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fantasmas y presencias, demonios y dolor, muertes; leyendas; suspenso; terror.
Editado: 02.12.2023