Microcuentos de terror

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La casa era grande y vetusta y estaba mal cuidada.

—No parece muy habitable —comentó la esposa—. ¿Estás seguro de que podemos mudarnos?

—Completamente —respondió el esposo—. Esa es nuestra nueva casa.

—¿Podemos quedarnos varios años? Ya me cansé de ir de casa en casa, expulsados como viles ladrones.

—Está deshabitada desde hace tiempo. Y por lo que pude averiguar, nadie tiene intención de mudarse a ella.

—Entonces, vamos.

La pareja, etérea, que muriera hacía varios siglos, caminó a su nuevo hogar. 




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