Microcuentos de terror

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De inmediato noté que en aquel pueblo flotaba un aura malsana. Al preguntar, me informaron que se debía a un monstruo que acosaba el lugar. También dijeron que, en caso de oír un rugido, debía acudir a una casa ubicada en la periferia del pueblo. Esta poseía salvaguardas que repelían al monstruo.

Así que, al oír el aterrador rugido esa noche, corrí raudo hacia el lugar indicado. Al acercarme a la casa, frente a esta vi una sombra semihumana que alzaba el rostro al cielo. Entonces oí el rugido. Demasiado tarde comprendí que no me habían enviado a la salvación. ¡Me habían enviado a la muerte!




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