Microcuentos de terror

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La multitud ató al violador a la pira y le prendió fuego. Cuando la policía llegó, las llamas estaban apagándose.

—¿Está muerto? —preguntó el oficial.

—Al menos por un año más —respondió el alcalde.

—Bien. ¿Cuántas veces se repetirá?

El alcalde se encogió de hombros. Aquella era la séptima vez que quemaban a aquel hombre, que revivía en el aniversario de su muerte.

En el pueblo se rumoreaba que continuaría reviviendo hasta que equiparara el número de sus víctimas, que se decía era setenta y siete.




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