Microcuentos de terror

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Su esposo volvió a las tres de la mañana. Iba borracho a juzgar por su tambaleo. Se detuvo un instante en la calle, indeciso, y empezó a caminar hacia la casa del otro lado.  

La mujer gritó, intentando advertirle que se había equivocado, que se dirigía a aquella casa maldita que una vez al año aparecía enfrente de la suya. Pero su esposo, poseído quizá por el espíritu de la casa, no la escuchó.

Fue la última vez que vio a su esposo.

Curiosamente, tampoco la casa volvió a aparecer.




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