El acto era sencillo. Llegó hasta donde su hermanito dormía la siesta y clavó el cuchillo en su pecho. La sangre empezó a manar y, su hermanito, a convulsionar.
No le preocupó. Extendió la manta y lo cubrió; recitó las palabras cabalísticas y procedió a retirar la manta con gesto teatral.
La sangre seguía manando; sin embargo, el pequeño se había quedado inmóvil. Fue cuando llegó la madre y empezó a gritar.
—No sé… no sé qué falló —farfulló el aprendiz de mago—. En la tele el niño se levantaba sonriendo.
#2010 en Terror
#9458 en Thriller
#3760 en Suspenso
fantasmas y presencias, demonios y dolor, muertes; leyendas; suspenso; terror.
Editado: 02.12.2023