Microcuentos de terror

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—¡ Por favor, no te vayas! —suplicó él—. No me dejes tan pronto. Recién llegué tras una larga espera.

—Lo siento —jadeó ella—, pero es imposible resistirse. Lo sabes tan bien como yo. Y no llores ni estés triste, nos volveremos a encontrar, como lo hemos hecho siempre. Después de todo, somos almas gemelas.

—¡Pero no quiero que te vayas!

—Nadie puede resistirse al llamado de la vida.

Su alma ascendió hacia la luz. En algún lugar del mundo, un bebé empezó a llorar.




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