La casa no era vieja, era viejísima y se caía a pedazos. El alcalde había decretado su demolición. El único inquilino era reacio a abandonarla, hasta que le dije que en la nueva casa también sería el único.
No tardó mucho en acostumbrarse.
Los que no estaban muy a gusto eran los miembros de la familia que habitaba la casa. Comentaban que por las noches se oían ruidos: grifos que se abrían y cerraban, golpes en las puertas y ventanas, muebles que se arrastraban… En fin, mi amigo haciendo de las suyas, pero no es nada que me preocupe. Después de todo es un fantasma, y por más molesto que sea, todos merecemos un hogar.
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fantasmas y presencias, demonios y dolor, muertes; leyendas; suspenso; terror.
Editado: 02.12.2023