Microcuentos de terror

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Era un bosque casi virgen y yo había penetrado en él para ir de cacería. A la noche, empecé a oír ruidos que me cercaban, leves pisadas, ramitas que se rompían… Al final oí como un rugir, pisadas más fuertes, y de pronto una sombra semihumana saltó sobre mí. Era un cazador avezado, y la escopeta en mis manos fue más rápida que la sombra.

Lo que murió a mis pies no parecía del todo humano, aunque recordaba a uno.

Solo después se pudo confirmar que era humano, abandonado en el bosque cuando era un niño. Había crecido en un entorno salvaje y hostil, y como tal había vivido.




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