Microcuentos de terror

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Tía Masha murió en su habitación atacada por una fiera, fue lo que se creyó al principio. Al analizar las heridas se halló restos metálicos y una exhaustiva búsqueda llevó a localizar las zarpas metálicas en un escondrijo de la habitación de la sobrina.

Al ser interrogada al respecto, la sobrina confesó que lo había hecho por los gatitos: «¿Qué gatitos?», «Los que ella arrojó al pozo. Cada noche venían a mí y sabía que no me dejarían en paz hasta que los vengara. Ahora estoy en paz».

Sin embargo, en el antiguo pozo no hallaron más que rocas. Estudios psiquiátricos tampoco diagnosticaron trastornos mentales en la joven que, no obstante, se mantuvo fiel a su versión de los gatos.




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