Sé que tienes una vida secreta, y no te inmutas en disimularlo. Empecé a sospecharlo desde hace unos meses cuando me dejabas plantada a la hora de la comida. Ni siquiera avisabas que no llegarías.
Después me percaté que no llegabas a dormir, después de la cena te escabullías en la noche… ¡sabe Dios cuantas noches te creía dormido en mi cama y tú en otro lecho descansabas!
Al principio me hice la que no veía que llegabas de madrugada y no sentía la hora a la que subías a nuestra cama.
Con el paso de los días ni si quiera te preocupabas por disimular tus salidas nocturnas, incluso cuando voy de salida en las mañanas me topo contigo, me ignoras y te metes a la casa.
Hace tiempo que ya no se nada de ti.
Sospecho que en otro hogar te satisfacen todo lo que yo no tengo tiempo de darte. Tienes otra familia a la cual huyes todas las noches y no puedo hacer nada para evitarlo.
Y aun así te sonrío, te tomo entre mis brazos de vez en cuando, te susurro al oído que "te quiero" y al final una garra me atraviesa el corazón cuando me rechazas. En las noches ya no puedo dormir sintiendo tu ausencia, y como no extrañar esos ronroneos justo alado mío.