Tomó la guitarra y cantó una canción para mí. La noche era perfecta, el cielo chispeante, la suave brisa y sus ojos penetrantes.
Caminamos hasta la orilla del mar, escapé de su mano jugando y riendo. Me persiguió hasta alcanzarme, entre sus brazos y sonrisas caímos en la arena, rodando hasta que él quedo encima de mí.
Cuando nuestras miradas se encontraron, sentí su respiración agitarse y su corazón golpeando fuerte contra el mío, inevitablemente nuestros labios se unieron por primera vez.
Editado: 20.10.2022