Todos los días, después de la universidad, pasaba a la misma hora cerca de esa cafetería; donde un joven con sonrisa encantadora, la saludaba amablemente. Ella no entendía el porqué de corresponder su saludo, no le conocía. No obstante, poco a poco, esa sonrisa penetró en sus pensamientos, volviendo su corazón algo loco. Entonces, un día tomó una decisión. Pasó por el mismo lugar, a la misma hora y se detuvo en frente del local y esperó, pero él no apareció. Desde entonces, continua con su ritual vespertino esperanzada de volver a ver la misma sonrisa encantadora que la enamoró.