El amor es un misterio indescifrable. Pues cómo se explica a aquellos que hoy caminan por la misma calle que, en tiempos efímeros, cruzaron tomados de la mano. A la distancia, se miran y no saben si con odio o con nostalgia. Sus cuerpos se aproximan al paso peatonal; de pronto, se detienen en la luz roja del semáforo. A la señal verdosa, pisan aquellas verticales rayas blancas, donde jugaron al amor eterno. Se ven, pero se ignoran, como dos desconocidos. Pasan cada uno por su lado, con la vista al frente. Ya no se recuerdan, ya no se aman.