—A su tiempo, envió la lluvia para el rocío de la tierra, pero ustedes no la aprecian y se quejan... Cada día, permito que los rayos del sol los alumbren, pero aun así se molestan y se esconden… Les regalo semillas y frutos, pero su orgullo es tan grande que dejan hasta a su hermano morir de hambre... Les entrego riquezas, pero se envanecen y se creen superiores... Pero cuando me enojo, ustedes lloran y es entonces cuando recuerdan su humanidad y comienzan a tener misericordia. Creo que voy a tener que enojarme con mucha más frecuencia. —acotó la tierra.