—No logro entender por qué te enojas tanto si tú estás con ella y no piensas en dejarla.
—¡No importa! No te quiero cerca de ese tipo.
—¡Qué! Tú no tienes el derecho de prohibirme nada. Yo soy una mujer completamente libre y sin compromiso. Además, yo ando con quien a mí me dé la gana.
—¡Eso no! ¡No mientras yo viva! Y, aunque tenga que encerrarte, no estarás con él ni con nadie.
—Es que tú no entiendes que eso no cambiará la situación. Tú no cambiarás nunca y yo seguiré siendo la segunda cuando quiero ser tu prioridad.