Ella siempre se había considerado una aberración. ¿Por qué? Básicamente porque tenía defectos como todo el mundo. Sin embargo, eso no es raro. Con el tiempo, lo acabó entendiendo, sobre todo cuando se hizo adulta, aunque nunca es demasiado tarde para entender las cosas. Un día, conoció a un chico muy misterioso, del cual se acabó enamorando. Este chico, también tenía sus defectos, el cual uno de ellos era que andaba de una manera un poco extraña. No solo eso, sino que el chico era misterioso porque se había criado en un ambiente un tanto “peculiar”. Es más, una vez le había acompañado a su antigua casa a las afueras de la ciudad, ya que tenían que investigar una cosa. La chica, dando vueltas por la casa, encontró una foto en la cual el chico aparecía sonriente junto a sus padres y a sus hermanos. Ella la cogió y se dirigió al jardín de la casa donde estaba el chico y le dijo:
Se acercó a él , le cogió de las manos y le miró a los ojos. Él hizo lo mismo hasta que finalmente juntaron sus frentes y al cabo de un rato, ella rompió el silencio y le dijo: