Tres semanas habían pasado desde que había aceptado quedarme con (*) y había desarrollado una relación de amistad con él. También sentía que por fin encajaba en un lugar, aunque nunca había imaginado toda esta situación, no era tan raro cuando te acostumbrabas. (*) pasaba más tiempo en casa, no solo para estar conmigo, sino porque también había muchas cosas que podía realizar de manera virtual. Yo no tenía muchos hobbies, pero me encantaba la lectura y el cine. De hecho, mi sueño era trabajar en una librería o en una biblioteca, pero no sabía si (*) estaría de acuerdo, pues no sabía si eran trabajos que a los de su mundo le parecía que estaba bien. Por eso me generaba ansiedad. Mis padres y el resto de mi familia me habían dicho que esos trabajos no servían para nada y acobardada desde entonces no le había dicho nada a nadie.
Cuatro días después, (*) íbamos de camino al norte de España. Él se había tomado unos días de descanso de su trabajo y había reservado un par de noches en una casa cerca de la montaña, porque a él le encantaba ir allí y yo nunca había ido
En cuanto al tema de trabajar en aquello que me gustaba, se lo había confesado un par de noches atrás debido a que me había notado cabizbaja y bastante pensativa y me pregunto que qué me pasaba y al final acabé contándole todo, desde mi sueño desde pequeña de trabajar en una librería o biblioteca hasta las burlas de mis padres y del resto de mi familia sobre aquello. Fruto de esos recuerdos y la inseguridad, no pude evitar echarme a llorar. Me abrazó y me dijo que todo estaba bien. Más tarde, cuando estuve más tranquila, me comentó que había reservado en una cabaña cerca de las montañas en el norte de España, concretamente a Asturias.
Unas horas después, cuando estuvimos instalados, fuimos a comer por ahí y regresamos a la cabaña para descansar. Una vez allí, nos sentamos en el sofá. Al cabo de un rato, en silencio, dijo:
Me sonrojé de pies a cabeza, pero aun así al cabo de un momento contesté en un susurro:
Me miró de nuevo a los ojos y lentamente se acercó a mi y posó sus labios sobre los míos. El beso fue lento y dulce y duró unos segundos. Finalmente, yo me separé de manera brusca y con el corazón a mil por hora, salí corriendo de la cabaña mientras (*) me llamaba.
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No sé cuánto tiempo anduve. Lo único sabía era que quería estar sola. Tampoco estaba segura de lo que me había pasado en la cabaña. Me sentía abrumada por todas las emociones que me invadían. Es verdad que quería a (*), al menos como un amigo, pero ¿y si lo quería como algo más? Al principio le odiaba, ya que pensaba que estaría ligada a él para siempre, pero al final no fue así. Lo que me había pasado allí dentro, que se me acelerase el corazón de esa manera…Puede que al final sí me gustara (*) al fin y al cabo. Él había sido muy amable y paciente conmigo, y siempre me apoyó en todo momento.
Al cabo de un rato, decidí regresar a la cabaña. La puerta estaba abierta y tímidamente entré:
Él me miró sorprendido, pero antes de que dijera nada, avancé hacia él y me puse de puntillas para besarle. Cuando me aparté, le dije:
(*), emocionado y con lágrimas en los ojos, me volvió a besar en la boca, esta vez con intensidad
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No mucho tiempo después, ya había anochecido y (*) y yo estábamos en el sofá abrazados, cuando él rompió el silencio
Yo asentí – Claro que quiero dormir contigo. De hecho, quiero hacer más cosas además de dormir