No quería estar en esa casa. Y menos con Klaus.
No dejaba de pensar en las palabras que yo había pronunciado en el balcón momentos antes.
Así que, sin pensarlo demasiado, me fui a dar un paseo.
Me daba igual que en esa ciudad habitasen criaturas sobrenaturales.
Ya en la calle, me di cuenta de que había poca gente. Suponía que era obra de Klaus el motivo de ello, pues imaginaba que había sido capaz de amenazar a todo el mundo para que no me pusieran una mano encima. Aun así no me importaba.
Aunque…¿Y si en vez de ir a la ciudad iba al cementerio? Quería ver la tumba de Camille. Además, ella sí había querido de verdad a Klaus, y según Hayley, si lo había hecho ella, él no podía ser tan mala persona. Pero, la diferencia entre nosotras dos, era que a mí no me interesaba Klaus, aunque él tuviera sentimientos por mí. Y aparte tenía una hija, Hope.
Decidí, pues, ir al cementerio, donde no había nadie. Vincent estaba con Freya, y Davina estaba con Kol en otro país, y eran ellos los que lo frecuentaban. No me costó mucho encontrar la tumba de Camille, ya que era la que estaba situada más cerca de la casa Mikaelson. Me quedé un rato allí observándola, perdida en mis pensamientos. No dejaba de pensar en todo lo que había pasado, tanto en mi vida como en las personas de mi alrededor, incluido todos los Originales. Habían vivido y sufrido tanto…Yo notaba desde el principio que Klaus era un alma torturada, pues era un hijo bastardo de su padre, y cargaba con muchos errores de su familia, pero, ¿no había muchos hijos que cargaban con los errores de sus padres? Su madre había tenido una aventura con un hombre lobo, y más adelante había hecho un hechizo que los convertía en los primeros vampiros de la historia, por eso él era un híbrido y había podido tener una hija.
- Creo que tienes una fijación muy poco sana con los cementerios – Habló una voz a mi lado
Lo miré un momento de mala manera, ya que aún no se me había pasado el mal humor y le contesté:
- No es eso. Sabes que es una casualidad que aquel día estuviera escondida en el cementerio. - ¿Y qué haces aquí, no tienes a una hija a quien cuidar? ¿O enemigos a quien amenazar o matar?
- No mato por placer, ya deberías saberlo
- ¿Y sabes donde está Elijah? Normalmente estás con él la mayoría del tiempo – seguí diciendo
- No está, ha ido a resolver algunos asuntos
- Con algunos asuntos, te referirás también a que está con Haley
Vi por el rabillo del ojo que se encogía de hombros..
- Es posible. Ya sabes que esos dos están enamorados. Lo sabía porque ya lo había visto, pero aun así, pregunté:
- ¿Y no estás molesto por eso?
- ¿Yo? Qué va, además solo Hayley es capaz de aguantar a un sabelotodo como mi hermano
Me encaré para mirarle y le dije:
- Te quejas de que es un poco pesado y que no le aguantas, pero sé que en el fondo le quieres mucho. A él y al resto de tus hermanos. A pesar de que le has clavado un puñal en la espalda, literalmente
. Para no querer saber nada de mí, sabes muchas cosas. Y no era un puñal lo que les clavé, sino una estaca.
- No es yo haya investigado- le repliqué- es que, ¡por Dios, eres Klaus Mikaelson, uno de los vampiros Originales, y tienes más de mil años! Es normal que seas famoso en todo el mundo, y más en pueblos como el de mi madre. Hubo una vez cuando yo estaba veraneando allí, que escuché a uno de los vecinos de mi abuela, hablar sobre que los vampiros existían. Yo al principio no le creí, hasta que descubrí la verdad sobre ti y tus hermanos.
- ¿Y qué pensaste?
- ¿Sobre vosotros? Al principio me asusté muchísimo pero también pensé en todo lo que tuvisteis que sufrir
- ¿Incluido yo?
- Sí, incluido tú, Klaus.
- ¿Y ahora mismo lo sigues haciendo, piensas que soy un monstruo? Parpadeé un par de veces y contesté:
- No creo que seas un monstruo- él me miró sorprendido, pero continué hablando: - Lo que sí creo es que es verdad que tuviste que sufrir muchísimo, y creo que eres un alma torturada por todo eso. También es verdad que es posible que puedas a llegar a sentir amor, pues pareces querer a tu hija. Incluso la misma Camille llegó a hacerlo, se enamoró de ti- Confesé señalando su tumba.
- El amor más grande que he sentido es aquel que siento y seguiré sintiendo hacia mi hija. Eso no va a cambiar nunca.Asentí comprendiendo. Aunque seguía sin fiarme de él.
- ¿Qué está pasando por esa cabecita tuya?
- No estaba pensado nada en concreto, sino en varias cosas
- Y puedo saber cuales son?
- Pues mira, voy a ser sincera: una de las cosas en las que estoy pensando es que sigo sin fiarme de ti a pesar de todo lo que me has dicho. Entiéndeme, es una cosa normal, tú eres un vampiro muy fuerte y yo una humana, así que sí, es completamente normal. Y antes de que digas nada más, también he pensado que si quieres, me quedaré aquí a tu lado hasta nuevo aviso. Pero por favor, no hagas nada extraño, al menos en mi presencia. No hagas que me arrepienta de esta decisión Él sonrió. Pero esta vez no era una sonrisa malvada, sino una que parecía sincera.
- Nada me gustaría más