El tiempo pasó muy deprisa. Habían pasado 4 meses desde que mantuvimos esa conversación entre los dos y arreglamos todo lo que teníamos pendiente. Bueno, casi todo.
Yo había conseguido aprobar las oposiciones a auxiliar de biblioteca y trabajaba de lunes a viernes a media jornada en la biblioteca, y ayudaba a Clara los sábados durante todo el día en la tienda de perfumes. Con el paso del tiempo, se había vuelto una de mis mejores amigas y mi confidente. (*) se había alejado un poco de sus negocios y aparecía menos en público y pasaba más tiempo en casa conmigo o a veces teletrabajando. Parecía mentira que al principio me negase a casarme con él, aunque fuese todo mentira, y al final me acabase enamorando de él, aunque a ambos no nos importara la diferencia de edad.
Ese día, estábamos acabando de desayunar, cuando (*recibió una llamada de su padre.
(*) POV
Quedé con mi padre a las seis de la tarde de ese mismo día. Antes de irme, le dio un beso a t/n en la mejilla y me fui.
Mi padre estaba ya allí cuando llegué. Se encontraba sentado con las manos cruzadas sobre la mesa y con gesto en la cara que no conseguía descifrar qué significaba
Yo no dije nada y el siguió hablando
Asentí: - Estoy feliz, y eso es lo que importa
Mi padre me miró fijamente durante unos segundos
Él asintió comprendiendo, con una expresión de alivio que nunca le había visto
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Cuando nos despedimos, no nos dimos un abrazo ni hubo disculpas por parte de él. Simplemente me puso una mano en el hombro y dijo:
Cuando llegué a casa, me sentía aliviado. Llegué a la cocina, donde t/n estaba preparando la cena. La abracé por detrás.
Ella se dio la vuelta y me abrazó. Cuando nos separamos ella me sonrió. Y yo lo comprendí por fin. Hay veces que los inicios no son con personas nuevas.