Después de soltarnos, doy un paso atrás y respiro hondo, tratando de procesar lo que ha pasado. Él me dedica una media sonrisa antes de girarse y perderse entre la gente.
- Vaya, vaya… - escucho que alguien me dice a mi lado. Giro la cabeza y me encuentro con Evie, que está esbozando esa sonrisita que conozco demasiado bien.
- ¿Qué) – pregunto, fingiendo demencia.
- No, nada…solo que parecías estar muy bien acompañada en la pista. Y con razón – dice, arqueando las cejas.
- Evie, no empieces – susurro, rezando para que nadie más nos haya visto.
Pero como si el universo estuviera conspirando contra mí, Antonio y Paloma aparecen justo en ese momento. Paloma me mira divertida y suelta medio en broma:
- Anda, conmigo no bailas, pero con él sí.
Me pongo roja y digo rápidamente:
- No, no es eso, es que…no sé, simplemente ha surgido y ya. Nada más.
Antonio suelta una carcajada
- Eso está muy bien. Hay veces que hay que dejarse llevar, no te preocupes. Y oye, para no querer bailar en público, se te veía muy bien
Yo sonrío nerviosa, sin saber qué responder, y una vez que ellos se van, Evie me mira con una sonrisa pícara.
- ¿Ves? Hasta Paloma se ha dado cuenta.
- No, ni ella ni Antonio sospechan nada – digo, más para convencerme a mí que a ella.
- Claro, claro – responde en voz baja, dándome un codazo – Pero yo sí. Y tú no puedes disimular ni aunque quieras.
Como no sé que contestar, me dedico a apartar la mirada, porque sé que tiene razón.