Bueno, pues una vez más estoy metida en un plan de Evie, ya que una antigua compañera del instituto le contactó para quedar con ella y con su novio, pero Evie no podía y me lo pidió a mí y tuvo una de sus ideas locas:
“Podríamos fingir que tienes novio”
Yo me reí. “Anda ya”
Hasta que añadió: “ Y podrías pedírselo a mi primo”
“¿Qué? ¡No puedo pedírselo yo!” – Le contesté
“Ya sabía que te negarías, así que ya se lo pedí por ti”
Pero por lo visto, él no aceptó enseguida, según me contó Evie, pero al enterarse de que era para ayudarme, aceptó
Y así, gracias a Evie y a su habilidad para manipular con buena intención, estoy caminando con él por la plaza del pueblo mientras fingimos que somos pareja.
- Relájate – me dice – No pareces muy contenta de estar conmigo.
- Es que…no sé actuar – respondo en voz baja.
- Entonces no actúes. Solo sé natural – dice, aunque noto que evita mirarme directamente.
No le respondo. Ay, si supiera que me cuesta ser natural con él, no diría eso tan tranquilo.
Finalmente, llegamos al bar donde hemos quedado. Mi compañera ya está allí con su novio y al vernos, nos saluda con una sonrisa.
- ¡Cuánto tiempo! – dice abrazándome – No sabía que tenías pareja.
- Sí, bueno, es algo reciente – respondo, intentando que no me tiemble la voz.
Entonces él, con toda la tranquilidad del mundo, me rodea con un brazo y añade:
- Soy “ese algo reciente”
Mi compañera se ríe, pero yo no, pues trato de no colapsar ahí mismo.
Luego intento concentrarme en la conversación, pero no soy capaz de fingir cada vez que me mira de esa manera tan segura.
En un momento dado de la conversación, mi compañera dice:
- Hacéis muy buena pareja. Se nota que hay química.
Yo estoy a punto de negarlo, pero él se adelanta. Me toma de la mano y dice con voz suave:
- Es que la hay.
Siento que se me va a salir el corazón del pecho cuando le oigo decir eso. Y lo peor de todo es que no sé si lo dice para convencerla a ella o a mí-
***
Cuando salimos del bar, ya ha anochecido y al cabo de un rato, le digo:
- Gracias por ayudarme. Y por seguirme el juego.
- No te preocupes, no ha sido tan difícil fingir – responde encogiéndose de hombros.
- ¿Ah no? – pregunto extrañada, girándome hacia él
- No – dice con una de sus sonrisas que tanto me desarman – Porque no he tenido que fingir tanto.
Me quedo ahí parada, sin saber qué decir, con el corazón a mil
Y él, antes de que pueda reaccionar, me roza la mejilla con un rápido beso
- Por si hay testigos – dice, intentando sonar casual.
Y sigue caminando delante de mí, mientras que yo me quedo ahí de pie como un pasmarote, asimilando sus palabras.