Mid [#2 Aberrantes]

Capítulo 7 ~ The Game of Love

—¿Alan? —Preguntó Enrique con recelo.

—Sí —respondió el chico con la bandeja de cafés. No se había percatado de que se había quedado inmóvil mientras el resto de las personas pasaban de él—, aquí estoy.

—Bien —respondió Enrique—, no te preocupes ¿Vale? —Se escuchó el crujir de algo, debía ser comida—, todo estará bien. Tú eres casi invencible. Por cierto ¿Es seguro que hablemos de esto por teléfono?

—Te aseguro que la respuesta a eso es un rotundo no —Alan continuó caminando apoyando su teléfono en su hombro para evitar que las bebidas cayeran tratando de impedir a las personas que pasaban enfrente.

—Bueno amigo te dejo —finalizó Enrique y colgó la llamada.

Alan tomó el teléfono con una mano y lo colocó en su bolsillo.

***

Abrió la puerta del apartamento, estaba abierta sin pasador. Lo primero que logró notar fue a Twyla lavando los platos con el cabello castaño recogido en forma de cebolla, al girar para ver a su amigo, notó que varios mechones de cabello estaban delante de su rostro. A pesar de estar usando un pijama, a pesar de estar tan temprano, al menos ante los ojos de Alan, ella era la mujer más encantadora que existía en este vasto mundo.

Twyla sonrió.

—Hola —saludó ella mientras dejaba uno de los platos en el estante.

—Hola —dijo él cerrando la puerta detrás de él.

— ¿Cómo te fue? —Preguntó Twyla secando sus manos.

—Excelente, te traje el que te gusta —dijo Alan a su vez que dejaba la bandeja de café encima del mostrador.

—Es perfecta —Twyla se aproximó a su amigo y lo abrazó con fuerza, sin titubear tomó su vaso de café y comenzó a tragar—. Está delicioso —Twyla colocó los ojos en blanco—. Todo lo que has hecho esta mañana fue delicioso.

—Gracias —Alan se encogió de hombros.

—Realmente anoche fue la mejor cita en mucho tiempo —Twyla tomó asiento en uno de los taburetes altos.

—Entonces… ¿Si fue…? Digo… Gracias. Honestamente es mi primera cita, bueno… Eso suena triste.

—Muy triste —asiente Twyla con una risa—. Pero no entiendo porque no salíamos antes, es decir, los amigos salen a comer y hacer cosas.

—Sí…

—Deberíamos terminar de ver Brooklyn Nine-Nine, recuerdo que me la recomendaste pero la dejamos hasta la mitad.

***

Alan llegó a casa cuando su reloj marcó las 04:10pm, el sol estaba ocultándose entre los rascacielos y no se escuchaba ni un sonido más que el tic tac y el motor del refrigerador. Alan se dirigió al baño para ver su rostro y notó como tenía una sonrisa en su rostro. Estaba sonriendo de verdad sin darse cuenta. Repasaba en el día que había pasado con Twyla, la tarde juntos, como vieron la serie tan acurrucados debido al «frío» y como solicitaron pizza para el almuerzo, al final él debía irse porque no pretendía ser un estorbo, pero lo único que alcanzó a decir fue que debía terminar un deber.

A pesar de haber pasado más de 24 horas con ella viendo televisión, jugando en la consola, entre otras cosas, se creía que solo habían transcurrido minutos.

Alan continuó sonriendo y esta vez estaba más que listo para el trabajo.

Tomó su teléfono de su bolsillo y con una aplicación logró entrar al sistema de radio de la policía. Dejó el teléfono encima de la mesa mientras lograba cambiarse de ropa lo más «lento» que conseguía.

Al principio no escuchaba nada significativo, tomó un poco de jugo, le dio tiempo de hacerse más comida y cuando iba por la mitad de su cereal algo acaparó su atención.

—«Tenemos un asunto, las patrullas que estén en la calle Ashdown reportense»

—«Aquí patrulla 225, cerca de Ashdown ¿Cuál es la emergencia?»

—«Tenemos un asunto delicado, rehenes y Aberrantes. En el edificio Wildesage, la empresa de comida, fue reportado por uno de los rehenes que logró tomar un teléfono. Manténganse alerta».

—«Copiado, vamos para allá»

Alan iba en camino.

***

El edificio Wildesage estaba lejano de su departamento, era el extremo de la ciudad, cerca de la única salida de Acrisea. Alan había aparecido incluso más rápido que los hombres que constaban custodiando.

Las luces estaban encendidas y el sol estaba más bajo. Los guardias que se encargaban de celar la empresa estaban en el suelo inconscientes, esperaba que estuvieran inconscientes. Revisó planta baja en menos de un segundo con solo correr y no había nada, decidió escudriñar cada planta, cada lugar y nada a excepción del último piso, era la única planta que no poseía luz.

Alan abrió la puerta del paradero.

Ningún bombillo iluminaba la habitación, lo único eran las luces de los edificios y el sol atravesando los enormes ventanales. No lograba observar con detalle pero podía identificar las siluetas. No había nada en el departamento más que sillas en el centro y mesas fijadas a las paredes tratando de hacer espacio. El lugar era enorme.

Alan dio un paso y notó como una de las ventanas estaba quebrada, allí se encontraba una niña, alguien que de seguro estaría a la altura de su cintura, esta niña sostenía una silla en la cual se encontraba sentada una señora. Los ojos de Alan se abrieron como platos.




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