Mid [#2 Aberrantes]

Capítulo 10 ~ John Wayne

—Me gusta divertirme —respondió Blue Velvet y pasó la mano por sus cabellos azules, se detuvo al notar que su cola de caballo seguía puesta—. Lo siento por esto, este es mi uniforme de misión, cómo podrás ver —Blue Velvet liberó una sonrisa y una aureola color celeste rodeó su cuerpo.

Alan entrecerró sus ojos para que la luz no lo cegara, sin embargo, logró ver un poco como el aura que rodeaba a Blue Velvet la cambiaba. Al abrirlos, se percató de que había una chica totalmente diferente en su sofá. Traía puestas las mismas prendas que él le había otorgado, sin embargo sus ojos no eran celestes, eran negros como el cielo en ese instante; su cabello azul, su coleta, habían desaparecido dejando en su lugar una cabellera igual de color cobre, su cabello suelto era brilloso y delicado, grueso y de mucho volumen. Su cabellera caía sobre sus hombres como una cascada de rizos.

Su apariencia a una niña era más notable.

—Entonces esta eres tú —respondió Alan sin saber qué más decir. Estaba perplejo.

—Sí, soy yo —extendió sus brazos—. Esta es Lissa Cortney. Una chica con tanto dinero que nadie sabe como lo tiene.

—Increíble —asintió Alan—. Entonces si trabajabas con los hombres de Pestrom. Eras uno de ellos.

—Si lo soy, lo fui. Ahora estoy contigo.

Alan notó cierta ironía en su voz. Un toque de gusto, pero sabía cuál era el gusto de ella, el caos.

—Espera, te salvé…

—No me salvaste —interrumpió Lissa—, apresuraste algo que estaba a punto de suceder.

—Eso significa que las personas de ConAbe —prosiguió Alan sin prestar atención en la chica—, ellos vendrán por mí. No. No.

Alan se colocó de pie. Comenzó a caminar en círculos, primero eran pasos apresurados pero luego se volvían más veloces a tal punto que era difícil reconocerlo simplemente por vista, no era más que ráfagas de imágenes volando de una pared hasta otra.

—No lo tomes así —habló Lissa mirando a la ventana de la habitación puesto que no podía ver a su nuevo amigo a los ojos—, es como… Bueno… No importa lo que ocurra, tendré un plan en lo que lleve del día, lo prometo. Todo estará bien. Tu tranquilo, yo nerviosa, así es como funciona. Nada de esto fue tu culpa.

—Díselo a ellos —Alan se detuvo en seco para encararla—. Ellos no saben lo que pasó, y jamás me creerán porque soy un Aberrante. Somos criminales una vez que nacemos.

—lo sé, sé lo que son… somos. Pero te prometo Alan que jamás haría algo para fastidiarte, sí, te metí en esto, fue mi culpa por tener grandes ambiciones.

— ¿Ambiciones?

—Quería que me encerraran en primer lugar, quería estar en ConAbe. Sabía lo que me harían, me encerraron quizás me pasarían a través de una máquina, cualquiera cosa que esté vinculada a una computadora y así fue. Una vez que me conectaron a varios cables eléctricos logré dar contra la computadora madre del lugar, tengo todos los secretos, identidades, todo con respecto a ConAbe, quién es la abeja reina. Es mucha información y estaba nutrida de eso.

»Sin embargo, el hambre era tal que no sabía cuando parar, sin darme cuenta, me estaba muriendo de hambre, no absorbía electricidad para mi nutrición sino para mi cerebro. En unas semanas mi cuerpo se apagó por completo y supe lo que era la mortalidad por un momento hasta que llegaste tú. Tú fuiste el que me salvó.

—Yo no te salvé —dijo Alan frunciendo el ceño y volvió a tomar asiento en el sofá.

—Pero, tú estabas allí.

—Pero yo no fui quién te liberó —respondió Alan—. Estaba persiguiendo a una chica y ella dijo algo acerca del monstruo que iba a liberar, ella fue quién te liberó y luego desapareció.

— ¿Quién es esa chica? —Preguntó Lissa frunciendo el ceño. Era la primera vez que Alan veía a Lissa tan centrada.

—Se llama Scorpion.

— ¿Cómo sabía de la habitación MID?

—No lo sé, simplemente me adentró allí y me dejo a solas contigo.

—Fue un plan —sentenció Lissa apartando la mirada a la ventana. El sol comenzaba a emerger entre los rascacielos—. Ella quería llegar hasta mí, por algo. Quería algo de mí pero ¿Qué?

—Scorpion no es ese tipo de mujeres, se ve que quiere dinero pero no quiere nada más allá.

—Sé quién es —Lissa se levantó y caminó en dirección a la ventana. Alan no lograba ver más nada que el amanecer y la silueta de Lissa—. La busqué en la internet —Lissa colocó un dedo índice en su sien—, es una chica huérfana que roba por placer, le gusta el dinero y las joyas como a todo el mundo, pero a diferencia del resto ella no tiene sentido común, no sabe la diferencia entre robar y tomar prestado. Su IQ no es tan alto como para idear algo tan drástico.

— ¿Entonces qué dices que fue? —Preguntó Alan.

—La ayudaron —Lissa colocó ambas manos detrás de su espalda—. Eso o ella fue manipulada y aún no se ha dado cuenta. Es muy risueña, lo certifico. Tiene una cuenta en twitter y habla mucho de ti.

— ¿Sabes todo gracias a la información en tu cerebro?

—No sé si lo dije antes, pero soy una computadora en pocas palabras, Alan. Cuando toco a alguien guardó información de ellos también por la manera en cómo el cerebro desprende ciertas chispas de información. Es increíble lo que hago.




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