Mid [#2 Aberrantes]

Capítulo 16 ~ Disección

Twyla no podía creer lo que sus ojos estaban presenciando. Nunca había visto a un aberrante que fuera en leyenda tan cerca, ni siquiera podía decir que Andron estaba en esa lista ya que nunca vio su rostro. Esta chica, la reconocía, la había visto en videos virales. El vídeo donde ella estaba peleando contra una banda de hombres enmascarados de animales en un centro comercial. Desde ese día ella se había dado a conocer y sus movimientos fueron una maravilla al ser tan hábil y rápida.

Su mandíbula había caído de la sorpresa y supo en ese momento quién fue la que creó el pulso electromagnético. Lo dedujo por las chispas que brotaban de sus manos tratando de apaciguarlas.

Alan estaba igual de sorprendido. Había usado sus poderes sólo para salvar su pellejo, reveló su identidad por motivos honestos y dulces.

Sin embargo, el cambio de personalidad no duró lo suficiente. Así como logró traer a Blue Velvet al mundo fue de la misma manera en la que se marchó. La luz desapareció y de nuevo el anillo de luz la envolvió revelando su aspecto más estándar con su camiseta negra, falda y tenis. Sus parpados volvieron a pesar y por su expresión corporal estaba agotada. Sus brazos se balanceaban y sus piernas luchaban para mantenerla en pie.

Se escuchó el cristal romperse desde la cocina. Alan y Twyla volvieron sus miradas en la pieza alarmados. Era Enrique quién también estaba pasmado por lo que había presenciado. Aún tenía las manos en el aire con la percepción de que estaba agarrando un plato antes de dejarlo caer.

—Creo que esa es prueba suficiente de que yo fui quién creo este desastre —dijo Lissa y se dejó caer en el sofá.

—Lissa —murmuró Alan y se acercó a su compañera.

Tocó su frente y esta vez no sentía nada de dolor al tocarla. No había chispas en sus cuerpos luchando por emerger, o el dolor punzante que los hacía clamar. Había perdido todos sus poderes al haber hecho eso.

—Necesita agua —recalcó Twyla y corrió a la cocina.

—Trataré de enmendar las cosas —murmuró Lissa con los ojos cerrados—. Yo…

—Tranquila —Alan tomó la pizza que quedaba en el plato y la dirigió a su boca. Sin pensarlo, ella abrió su mandíbula y mordió un pedazo.

Masticó con pesar. No podía negar que estaba deliciosa.

A su lado apareció Twyla con un vaso de agua, Lissa lo tomó y bebió un poco. Frunció el ceño. No le gustaba este sentimiento de debilidad, donde todas las miradas se posaban en ti y sentías sus lamentos por todos lados. Lo odiaba.

—Estoy bien —aseguró Lissa y colocó el vaso encima de la mesa—, de verdad. Sólo algo mareado. Me tengo que acostumbrar que no siempre voy a tener estos… ¿Poderes?

—Pero siempre los vas a tener —dijo Twyla—. Eres una aberrante.

—De hecho no —negó Lissa—. No soy una aberrante de nacimiento pero no te puedo contar esta historia porque sería algo muy largo y no tenemos tiempo.

—En ese caso tienes que descansar —dijo Alan.

—Repito, no hay tiempo —respondió Lissa ceñuda—. ConAbe nos encontrará dentro de poco, hay que buscar un lugar donde escondernos.

—Entonces estás con Andron —recordó Twyla—. Tú y Andron están juntos en esto.

—Eres muy curiosa chica, me encanta eso —sonrió Lissa.

— ¿Y qué hay de chicos curiosos? —intervino Enrique.

El olor a alimento volvió a la habitación con más intensidad dando a entender que estaba preparando más comida en el microondas. Quizás reparando la que cayó del plato. Enrique tomó asiento en el sofá individual reclinando su pie en su otra rodilla tratando de lucir un poco más monótono.

—Ahora no estoy en busca de chicos —negó con la cabeza Lissa—. Eres dulce, adorable y no eres mi tipo.

—Puedo demostrarte lo contrario si me dejas invitarte a salir.

—No gracias, tengo clase —Lissa tomó otro pedazo de pizza y comenzó a masticar.

—No sabía que tenías clases en las noches, o que fueras a la universidad.

—No me has entendido —habló con la boca llena.

—Diablos, te quemó totalmente —terció Twyla con una sonrisa llena de sorpresa.

—Entonces ¿Le vas al otro bando? —Preguntó Enrique bajando su pierna para poder reclinar sus codos en su regazo.

—A ninguno de hecho —continuó Lissa y tragó su pedazo para poder tomar otro.

— ¿Eres asexual? —se sumó Alan a la conversación.

—Solamente me siento atraída a Mila Jovovich, no diré más nada al respecto.

—No tengo nada que refutar contra eso —admitió Enrique.

— ¿Podemos enfocarnos en lo que está pasando ahora por favor? —pidió Twyla.

—Tiene razón —asintió Lissa. Comenzaba a sentirse mejor. No era la misma chica enérgica, sin embargo, podía vivir con la cantidad de energía promedio de una persona no Aberrante—, hay que pensar en qué vamos a hacer.




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