Mid [#2 Aberrantes]

Capítulo 18 ~ Gracias a ti estamos en este maldito desastre

—Créeme —habló Lissa con una sonrisa incauta—, porque sé lo que es eso. Tu amigo es una buena persona y lo seguirá siendo a pesar de las adversidades, una palabra demasiado técnica pero tú me entiendes.

Lissa se encogió de hombros a su vez que Twyla le sonreía con la misma ternura. Volvía a sentir ese regocijo y esa calidez que sólo sentía con Andron.

—Lamento lo de antes —asintió Twyla y observó su regazo—, de verdad no me comporto así de mal. Últimamente no sé que me sucede. Puede ser el SPM.

—Yo sé que es eso —esta vez la sonrisa de Lissa era picara—, y no es el SPM, es algo más que mantienes oculto.

— ¿A qué te refieres?

—Sólo diré que algunas personas entran a tu vida y sólo sabes que nunca serás capaz de reemplazarlos si se van.

Twyla no pudo contenerse y abrazó a Lissa rodeándola en sus brazos. Lissa tardó unos segundos en comprender que estaba sucediendo pero de igual forma rodeó a la chica con sus brazos delgados.

Sabía lo que sentía ella, era miedo. Y de algo Lissa estaba segura y era que nuestros miedos revelaban lo que más nos importa. Andron podía volver como no podía volver y era algo que él solo podía cambiar.

—Qué lindo —dijo Enrique en el asiento trasero.

Observaba a través de la pequeña ventanilla la escena de sus amigas. Ambas se apartaron lentamente al temor ante esa sonrisa.

—Justo como en mi sueño —murmuró Enrique.

Lissa entornó los ojos con desprecio, observó a Twyla en busca de una respuesta, un permiso para poder golpearlo. Twyla simplemente negó con la cabeza ye Lissa suspiró. Mañana es otro día.

***

Andron llegó al apartamento de su madre tan rápido como pudo. Era un desastre. La puerta de entrada estaba abierta de par en par sin contar con como la mesa de cristal estaba boca abajo y quebrada, los libros se hallaban en el suelo y la cocina estaba encendida. Su piel era blanca como la nieve.

Corrió y apagó la hornilla. Esto era horrible. Solo podía imaginar los peores escenarios. Su madre había dado pelea ante su secuestro. No debería estar secuestrada, debería estar aquí. Debería, pero sabía que no lo estaba. Agradecía que no hubiera manchas de sangre en el suelo.

Varios instrumentos de cocina habían sido esparcidos por los cielos. Ella estaba buscando por un cuchillo. Continuó caminando escudriñando la habitación. El televisor estaba intacto, no podía oler nada más que la carne quemada que estaba en la cocina. El sofá estaba rasgado por una especie de cuchillas, no podía decir si era una espada, un cuchillo de cocina, o una navaja.

La sangre comenzaba a hervirle. No sabía si lo que le embargaba era el terror o la ira. Tragó saliva. Apretó su puño sintiendo como sus uñas se clavaban en sus palmas. Observó la ventana. Esta era una de las pocas cosas que seguía intacta. Había un rastro de tierra por los suelos, la maceta había caído también junto con la planta.

Esta vez continuó escudriñando por las habitaciones, el cuarto de baño, el armario, nada. No estaba en ningún lugar, su mamá estaba desaparecida. Maldijo en un susurro. Andron escuchó unas fuertes pisadas, incluso sintió el temblor del suelo. Giró sobre sus talones para percatarse de que había un aberrante en la puerta de entrada. No era una persona, esta cosa era enorme. Era verde y de gran tamaño, le costó atravesar la puertezuela. No poseía una nariz, solo dos hoyos en su rostro, sus ojos eran enormes y sus pupilas eran dos líneas verticales. Su cuerpo completo era escamoso y de color esmeralda. No traía camiseta pero si un pantalón azabache. Sus pies estaban descubiertos y al igual que sus uñas, eran garras afiladas y largas de gran grosor.

Andron no sabía cómo reaccionar. Estaba siendo intimidado por un Aberrante del mismo tamaño que un oso. Escuchaba su respiración desde su lugar, un gruñido.

— ¿Qué eres? —Preguntó Andron viéndolo de pies a cabeza.

—Head...ley —gruñó.

Andron había escuchado ese nombre en algunas páginas web. Hablaban de como Headley era un monstruo que robaba, asesinaba y comía personas, recientemente había sido visto en un centro comercial peleando con Blue Velvet, pero desde ese momento no sabían nada más de su paradero.

—Te conozco —murmuró Andron—, tú eres el chico cocodrilo.

Headley alzó más su cabeza en manera retadora. Agitó su cola colocándola a su costado para que pudiera ser vista.

—Pensé que me dirías otra cosa —habló Headley con lentitud y su voz ronca.

«Monstruo» pensó Andron pero no se atrevía a decirlo.

—Te puedo decir otras cosas a ti y a tu madre hasta que me digas donde está la mía —dijo Andron con tono despectivo.

— ¿No eres muy joven para estar aquí? —A duras penas Andron lograba entenderle. Las palabras luchaban por salir entre su voz tan gruesa y sus dientes tan afilados—. Esto es algo de vida o muerte chico. Hay personas que han estado en tu lugar jugando a ser una buena persona y han muerto sin que su nombre fuera escuchado.

—Pero yo tengo el valor y el coraje para hacerlo —Andron frunció el ceño.

Headley caminó un poco más y tomó el sofá que los dividía a ambos. Lo lanzó contra la pared haciéndolo trizas como si se tratara de algo diminuto. Andron retrocedió observando como el sofá se hacía un juego de astillas y algodón con telas rasgadas.

***

—Haz que se acerque más a la ventana —murmuró Leopold a su comunicador adherido a su oído.

Él se hallaba en la cornisa de un edificio. Su fusil de asalto estaba bien colocado en el borde de la azotea, el bipode lo mantenía estable y gracias a la mirilla podía identificar los pies de Andron, sólo un poco. Estaba retrocediendo. No sabía qué era lo que Headley estaba haciendo pero lo estaba logrando.

Se acercó más a la mirilla y con su dedo tocó el gatillo. Acariciaba ese gatillo con la esperanza de poder apretarlo.

Podía notar como en el piso 8 Andron estaba cada vez más cerca de su punto. Evitaba parpadear, sabía lo rápido que era esta sujeto y sabía que él no iba a poder contra Headley. Era montaña con patas.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.