Mid [#2 Aberrantes]

Capítulo 33 - Los Aberrantes sanan

No sentía su mascarilla cubriendo su rostro, pero sí podía ver que su traje continuaba intacto.

—De acuerdo, mira, me pagan por hora —Drücker continuaba agitando sus manos. Parecía pasado de copas; sin embargo, su aliento y su manera de hablar hacían pensar todo lo contrario—, no tengo problema en quedarme aquí sentado toda la noche si es preciso.

—¿Qué quieres?

—Que me digas dónde está tu amiga Blue —Drücker se encogió de hombros.

—No puedo decirlo —Andron trataba de mostrar su cara dura, sin embargo, nunca había estado en esta posición, siendo el interrogado, o siendo una víctima, siempre estaba del otro lado.

—¿Quieres que te lo pida muchas veces? ¿No eres un niño fácil?

—No lo voy a decir —dijo renuente.

—Bien —se encogió de hombros—, eso me da más dinero.

—¿Dónde está mi madre? —Las palabras emergieron antes de que pudiera detenerlas.

Drücker hizo una mueca y liberó una pequeña risa.

—Qué pesado eres, tío —Drücker pasó su mano por su cabello rubio.

A pesar de que la luz era opaca, Andron notó algunas imperfecciones en su rostro, pequeñas cicatrices en sus mejillas y diminutas marcas de granos en su frente. No era aberrante por la forma en cómo su piel no sanaba tan rápido, además de sus imperfecciones. Eso no le quitaba lo guapo.

—¿Qué hago aquí? —preguntó Andron frunciendo el ceño.

—Ya te lo dije, queremos saber dónde está tu amiga —recalcó con desinterés. Estaba igual de cansado que él estando en esta habitación sombría.

La puerta se abrió dejando que un rayo de luz penetrara en la habitación. Andron parpadeó repetidas veces para poder ver con claridad, inclusive Drücker cubrió sus ojos con su mano para no perder de vista al velocista. Una silueta apareció y se adentró al cuadrilátero. Su simple presencia hizo a Andron estremecerse. La puerta se cerró de un portazo y una vez que golpeó contra el marco, las luces hicieron acto de presencia.

—Joder —murmuró Drücker con rostro ceñudo.

Andron abrió los ojos lentamente y logró reconocer a la nueva persona con ellos. Era esa mujer que entró a ConAbe y con aires de superioridad. Aún portaba su traje con un blazer cubriendo sus angostos brazos, su cabello rubio estaba siendo recogido con una coleta en forma de cebolla sin ningún mechón sobresaliendo de él. Su mirada era dura y penetrante, tenía los pelos de punta de solo verla.

Cada paso que daba hacía tiritar sus tacones, siendo lo único que escuchaba en ese espacio. Incluso Drücker se colocó de pie con monotonía, no ocultaba su desprecio a esa mujer, pero Andron supo que trabajaba para ella por la manera en como cedió su puesto.

La mujer tomó asiento frente a Andron y él no hacía nada más que examinar con cuidado.

Ella colocó ambas manos encima de la mesa de metal con cuidado.

—Buenas noches, señor Andron —comentó ella. Incluso su voz era más grave de lo que imaginaba—, mi nombre es Roswell Nova. Soy coronel, pero el título no me va a ayudar en sacarle información, y por lo que veo un asesino de popularidad mundial tampoco lo hará.

Drücker bufó y se reclinó en la pared con desinterés.

—Su verdadero nombre es Alan Leann ¿Me equivoco? —Andron asintió con parsimonia—. Entendemos que ha estado muy apegado a una chica de estatura media con cabellos celestes y cuyo poder es la electricidad ¿Me sigue? —nuevamente Andron asintió—. Esta chica ha hecho muchas cosas, como podrá saber. Ella ha asesinado a sangre fría a más de 100 personas en menos de 3 meses. En las calles le pusieron un sobrenombre que por los momentos no es de nuestra incumbencia. Pero lo que sí es de mi interés es que me diga dónde puedo encontrar a esta mujer.

Andron tragó saliva. Estaba agitado, nervioso. Sentía la bilis recorrer su garganta.

—S-Señora —Andron luchaba por no tartamudear. No sabía si llamarla por “señora” o por “comandante”, fuera cual fuera su título—, de verdad, no sabría decirle dónde está con exactitud.

Drücker cubrió su boca con el puño para ocultar su sonrisa. Evitaba reírse a carcajadas.

—No me vuelva a decir, señora —habló Roswell con su mirada fija en Andron—. Y algo que de seguro sabe es donde suele frecuentar, dónde se ven, donde duermen. Descansan. Como quiera llamarlo.

—Yo —Andron observaba como Drücker liberaba Aires de superioridad. Cómo un niño cuya madre vino a defenderlo—, escuche —Andron debía recuperarse, ya no era un niño, un civil. Estaba aquí por una razón—, solo quiero saber dónde está mi madre.

Pensaba en como la presencia de esta persona lo había cambiado radicalmente. Su poca confianza se había esfumado. Esta Roswell, la había visto entrando a las instalaciones de ConAbe hace poco, su mirada lo había hecho estremecer, cómo los demás la respetaban lo hacía sentir diminuto y ahora que la tenía tan cerca, frente a él, podía decir que era una hormiga frente a un titán.

—La reina de un hombre es su madre, ¿No es así? —asintió Roswell—. Entiendo que esté algo desorientado, pero le puedo asegurar que no sabemos dónde está su madre. No tenemos ni idea de quién es si eso es lo que le preocupa.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.