Mid [#2 Aberrantes]

Capítulo 50 - P. Sherman, Calle Wallaby 42, Sidney

Blue Velvet, llena de impaciencia, comenzó a correr, ansiosa por tomar la delantera. Andron notó sus movimientos, pero antes de que pudiera reaccionar, Shaper conjuró un portal resplandeciente bajo sus pies. Con un pequeño tropiezo, Blue Velvet cayó en el vacío oscuro del portal. Andron solo podía ver la oscuridad del portal y percibir un olor distintivo a agua salada. El olor a océano le reveló el destino de su amiga. Corrió hacia el portal que se desvanecía, pero ya era tarde. El portal se cerró con un chasquido, llevándose a su amiga.

Andron no tuvo tiempo de reaccionar. Miró hacia arriba y vio a su oponente, el escorpión gigante, apuntándole con la cola amenazadoramente levantada y el aguijón listo para atacar. Con gran agilidad, Andron esquivó el ataque del escorpión. El aguijón se clavó en el suelo, dejando una grieta profunda en la terracota. Shaper se preparó para atacar de nuevo, con una expresión de determinación en su rostro.

Blue Velvet no sabía qué estaba ocurriendo a su alrededor. Estaba cayendo, pero no sentí una brisa, el aire, no sentía nada más que frío. Intentaba respirar, pero algo estaba entrando a sus pulmones en su lugar. Era agua. Estaba en el océano. Comenzó a agitar su cuerpo en busca de aire, debía nadar, era lo que su cuerpo le pedía.

Estaba nadando por su vida, pero el aire se veía tan lejos. Estaba en las profundidades de un océano y no lograba divisar nada más que oscuridad. Continuó nadando tratando de mantener el poco aire que logró aferrarse antes de caer en el vórtice. El oxígeno se volvía menos con cada aleteo, agitaba sus piernas de la manera más rápida que podía. No podía morir aquí. No iba a morir, era invencible.

Su zona se volvía cada vez más clara con cada pata que brindaba. El aire se volvía minúscula, sus pulmones se achicaban, estaba a nada de perder la conciencia. Lo único que atravesaba su mente era "Joder, joder, joder, joder".

Su cabeza logró emerger del agua, tomó una bocanada de aire, no sabía lo mucho que extrañaba el aire. Empezó a toser liberando restos de agua de su cuerpo sin dejar de agitar sus pies contra el agua para evitar ser llevada al abismo nuevamente. Una gran ventaja es que ella no estaría sucumbida al pánico, ya que su cerebro no conoce el síntoma del miedo, ya no.

Una vez que se sintió despejada, limpió su rostro de que las gotas no cayeran en sus ojos, la limpió con la palma de sus manos y observó lo que la rodeaba. Un vacío infinito. No había nada a su alrededor más que agua salada y el cielo color celeste, claro y con el sol saliendo por el horizonte. Sintió sequedad en su cuerpo, comenzó a carraspear la garganta, había tomado mucha agua salada cuando estaba evitando ser ahogada.

—Joder —Murmuró viendo de un lado a otro y de nuevo no había nada ni nadie, ni siquiera una especie de Aberrantes submarinos que pudieran brindarle una mano, o aleta.

Extendió su mano al cielo sabiendo lo que tenía que hacer. Bajo el agua no podía ser una chispa eléctrica, no le agradaba la idea de electrocutar peces en el proceso. Al extender su mano, una chispa eléctrica recorrió su brazo, haciendo que poco a poco cada parte de su anatomía se volviera una corriente eléctrica surcando por encima del mar como una gaviota a la velocidad de la luz. La chispa eléctrica continuó recorriendo el océano en línea recta hasta encontrar tierra, no sabía dónde estaba ni que estaría cerca de ella, pero de nuevo, algo que le agradecía a Theodore, era el hecho de no poseer miedo, así que todas sus razonamientos serían lógicos.

En unos minutos logró dar contra tierra. Siendo un rayo podría recorrer el mundo en cuestión de horas. Estaba en la Tierra, al solo ver la costa decidió humanizarse y pisó la arena con dificultad para no caerse. No había personas a su alrededor, más que un vagabundo en la costa, con una botella de ron en su mano, estaba inconsciente. Estaba empapada, todo su cabello caía sobre su hombro de una manera muy torpe y su traje estaba más ajustado ahora que estaba húmedo. Era uno con su cuerpo. Agradecía que nadie estuviera allí para violarla con la mirada. Su ira contra Theodore volvió cuando recordó que él le había fabricado ese traje.

El viento sopló con fuerza y se abrazó a sí misma para no sentir frío ¿Cómo este país era más helado que Francia?

Comenzó a caminar, tenía que alejarse de la bahía y buscar una fuente de poder para recargar sus "baterías". Había un par de coches que recorrían la autopista, eran muy escasos y era comprensible, ya que estaba muy temprano para ir a trabajar o ir al colegio. Había una tienda frente a ella, al menos no estaba en mandarín como para pensar que estaba en Asia; sin embargo, las palabras eran inglesas. Nada podía empeorar su situación.

Su comunicador que se encontraba en su oído comenzó a sonar. Eso fue rápido. Blue Velvet apretó su aparato dejando que el remitente hablara.

—¿Hola? —preguntó ella y volvió a abrazarse a sí misma.

—¿Qué haces en Australia? —Era Roswell.

Blue Velvet colocó los ojos en blanco y comenzó a cruzar la calle. La situación había empeorado, la última persona a quien quería darle explicaciones era Roswell.

—Visitando a Nemo —respondió Blue Velvet con sarcasmo—, quería ver que significaba “P. Sherman, Calle Wallaby 42, Sidney", gracias.

—La ciudad de Acrisea está en total destrucción, a solo un segundo de ser incinerada viva, ¿Y tú piensas tomarme el pelo ahora?

—No hay mejor momento que el ahora —sonrió Blue Velvet y una vez que logró cruzar la calle se acercó a la tienda y comenzó a buscar un tomacorrientes por la parte externa, sin embargo, no había dado resultado. Decidió ir por el cajetín eléctrico, era un tiro al suelo.




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