Mid [#2 Aberrantes]

Capítulo 59 - Pero adivina quién reirá al final

Parker bajó su mirada. Al otro extremo de la bodega, casi debajo de Parker. Se podían escuchar gritos, tiros y explosiones. Eran Phemphit y Murphy.

No alcanzaba a verlo bien, solo como de las manos de Phemphit emergían bolas de fuego que daban contra los hombres, haciéndolos volar por los aires y caer al suelo. Otros caían al agua atravesando la entrada de los barcos.

Parker no parecía sorprendido.

Comenzó a caminar alejándose del lugar, acercándose a la puerta del segundo piso. Pero algo lo detuvo. Sintió una presencia cercana, y él había contado 4 personas abajo. Se dio media vuelta y vio como Guyana se iba acercando a su plataforma saltando por encima de las cajas con la misma gracia que un gato.

Parker no se inmutaba.

Se mantenía de pie, con los hombros en alto, demostrando su altura, su poder. No le temía a nada. Se iba a salir con la suya como siempre lo había hecho.

—Esto ya no es una pelea —gritó Parker desde la plataforma—, es un chiste. Y adivinen quién no se está riendo.

Guyana logró llegar hasta la plataforma.

Sacó sus bastones eléctricos de su cinturón.

La electricidad que rodeaba los bastones iluminaban cada costado de su rostro revelando como su mirada había cambiado. Hoy no era el secuaz de Lebanon ni de nadie, hoy era el líder de este equipo.

—Pero adivina quién reirá al final —dijo Guyana a través de su pañalera que cubría su nariz y labios.

—Realmente no aprenden —indicó Parker.

Parker alzó una mano y con ella un artefacto que contenía un botón. Lo presionó.

Una bomba de gas explotó dentro de la bodega. A Parker no le importaba si contaminaba a sus secuaces, solo quería ganar.

Toda la bodega estaba llenándose de una neblina color verde manzana, era difícil ver debajo de la plataforma.

—¿No estás cansado del mismo truco viejo? —preguntó Guyana con desgana.

—¿No estás cansado de caer en el mismo truco de siempre?

—Desde donde yo lo veo, mis amigos están bien. No le tienen miedo a tu toxina, están cubiertos.

—Mentira —Parker comenzaba a sonar preocupado—, no tenían máscaras, nada que cubriera sus…

—Ellos no necesitan cubrirse —se burló Guyana—, ya tus toxinas no funcionan.

Parker volvió su mirada bajo él. No lograba ver nada por como la neblina se había esparcido bajo sus pies, pero no escuchaba gritos, no escuchaba lamentos.

¿Su toxina ya no funcionaba? ¿Su hermano estaba provocando esto?

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La verdad era que Guyana sabía que Parker era un hombre con orgullo muy frágil. Su toxina del miedo lo era todo.

Al principio había pensado en comprar mascarillas para cada uno, pero Guyana los detuvo, tenía un mejor plan.

Que pensara que la toxina no funcionaba le iba a dar en su pequeño ego.

Les recomendaba que no respiraran el gas, y si no tenían otra opción, evitaran hablar.

Todos aceptaron con cierto pavor.

Ahora solo había que esperar que todo saliera de acuerdo al plan.

Murphy y Phemphit mantenían su respiración. Murphy evitaba respirar el aire sufriendo su nariz y boca con su antebrazo. Con lo poco que podía ver notaba como los secuaces de Parker comenzaban a perder la cabeza, estaban asustados.

Estaban disparando a todo lo que se movía.

Murphy no podía aguantar la respiración por tanto tiempo. Un poco de aire entró en sus pulmones y fue un alivio.

Dejó de cubrirse el rostro solo para respirar.

Sabía lo que se vendría, no dejaría esta vez que las pesadillas lo domaran.

Por ahora no veía nada, no sentía nada más que el frío de la noche. Comenzó a escuchar voces, comenzó a caminar despacio y se tropezó con el cadáver de uno de los matones de Parker.

De inmediato, las visiones lo golpearon como una ola helada. Sus piernas fallaron, su respiración se hizo irregular. Frente a sus ojos —aunque sabía que no era real— veía a Guyana en la plataforma elevada, dándose la vuelta, alejándose sin mirar atrás.

Era un momento crítico, y aun así, lo dejaba atrás.

El ruido de la batalla se desvanecía, tragado por el peso del abandono. El mundo parecía girar más lento mientras sus pensamientos se fragmentaban en un torbellino de miedo y traición.

Murphy extendió una mano al vacío, sin palabras, incapaz de moverse. La visión era tan vívida que dolía. Aunque sabía que no podía ser cierto, parte de él temía que sí lo fuera.

· · ─────── ·𖥸· ─────── · ·

Phemphit vio como Murphy se había descubierto el rostro y como cayó al suelo. No logró distinguirlo más, solo podía escuchar llantos y lamentos de los amigos de Parker.

Comenzaba a buscar un rostro familiar. A Shixed, a Murphy, a Guyana, a alguien.

Todo era neblina verde.

Phemphit luchaba por mantener el control. Cada fibra de su cuerpo estaba en tensión, como si la realidad a su alrededor comenzara a tambalearse. Intentaba centrarse —en su respiración, en el peso de sus pies sobre el suelo, en el latido constante de su corazón— pero el miedo se filtraba entre las grietas de su coraje, lento al principio… y luego con la violencia de una avalancha.




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