El edificio se sentía vacío.
Ya no había inquilinos por como se había regado el hecho de que Murphy había alojado Aberrantes y de como ConAbe había irrumpido en el lugar.
Todos estaban en el apartamento de Murphy creando sus nuevas piernas. Shixed y Cooper cooperaban modificando las piernas protésicas, agregándole cosas que podrían servir en el campo de batalla o en una guerra.
Chao solo permanecía sentado en el sofá viendo una película llamada “Wicked”. Era la única disponible en HBO Max que le llamaba la tención, no era de terror y de tanta acción que había vivido hace unos días, quería algo relajante.
A pesar de que mantenía su mirada fija en la película, no dejaba de pensar en Parker.
La última vez que lo vio lo había dejado encadenado, no se dijeron nada, ni siquiera un lamento, él no parecía lamentar nada de lo que hizo y tampoco parecía molesto por haberse aliado con Guyana y sus amigos.
Abrazaba su piernas para mantenerse en calor. Estaban en otoño, y el frío era inmediato.
No sabía como prender el calentador, no quería molestar al grupo y mucho menos demostrar que tenía debilidades. Aunque sea algo tan estúpido como el frío.
¿Parker estará bien?
Cooper había dicho algo de que Roswell les había dado una oportunidad de seguir con vida y sin persecuciones por entregar a Parker. Cooper no le había comentado que él tenía un hermano, y que, de por casualidad, ahora vivía con ellos.
—¿Chao?
Chao se despertó de su asimismo.
En el portal, Phemphit se encontraba de pie con la mano aún en el pobo de la puerta. Ella era la persona con quien menos había establecido una conversación.
Con Shixed logró entablar una conexión más allá del miedo, con Murphy y Cooper un poco de odio, pero Phemphit, era una chica tímida. Siquiera recuerda como sonaba su voz.
—Phemphit —Chao dejó de abrazar sus piernas y las liberó.
—Qué frío hace aquí —Phemphit cerró la puerta detrás de ella.
Voló hasta el termostato y logró encenderlo con solo girar la ruedita. Ella sonrió.
—Listo —dijo—, ya está. ¿Estás bien?
—Sí, sí, yo estoy bien —dijo Chao con la voz apagada.
—No suenas bien —Phemphit nuevamente voló hasta sentarse al lado de Chao—, ¿qué ocurre?
—Yo…
Un sentimiento extraño comenzó a recorrer su cuerpo.
Al principio estaba helado, se sentía alejado, pero con solo tener a Phemphit al lado, escuchar su voz, sentía una calidez amistosa. Una fuerza que lo atraía a confiar.
¿Esto era uno de los poderes de Phemphit? ¿Lo estaba haciendo adrede?
Chao, al ser tan apartado, podía ver al grupo a lo lejos y estudiar su comportamiento y le parecía curioso como Phemphit provocaba un cierto apego en todos. Como todos querían estar con ella y demostrarle que el mundo es bueno.
Ahora lo entendía, estaba pasando por lo mismo.
—Está bien si no quieres hablar —Phemphit posó una mano encima de su muslo—, tienes tiempo para pensarlo, pero igual yo estoy aquí si necesitas algo.
Parker formó una línea con sus labios. Era lo más cercano a una sonrisa que podía regalarle.
Phemphit se levantó y cuando estuvo a punto de salir por la puerta, Chao la detuvo tomándola de la muñeca. El amarre no fue fuerte, apenas podía sentirlo, pro el frío de sus manos atrapándola fue la que la hizo estremecer.
—Sí, quiero hablar —dijo Chao, casi sin poder creer lo que decía.
Phemphit volvió a tomar asiento y se inclinó para asegurarse de que Chao notara que prestaba atención.
Chao no había notado que los ojos de Phemphit era de color rosa, eran más grandes de lo que recordaba.
—Está bien —dijo Phemphit.
—Disculpa, es un poco difícil para mí integrarme a ustedes —Chao bajó la mirada, veía sus manos—, son muy amistosos, familiares. Yo no vengo de un lugar muy cálido que digamos. Pero aun así, de donde vengo, mi hermano intentó cuidarme.
—¿Sientes que lo hizo? —preguntó Phemphit sin juzgarlo.
—No lo sé, pero al menos se mantenía conmigo, ¿sabes? Él no fue el mejor, pero al menos no me dejó como nuestros padres.
—¿te trató como un hermano?
—Desde mi perspectiva, quizás. No sé como se trata a un hermano. Solo sé que se interesaba por mis habilidades y eso fue suficiente. Y yo… lo dejé atrapar, yo fui quien lo entregó y él no hizo nada. No me veía, no me gritaba. Le daba tanto asco que ni siquiera me juzgaba.
—Entiendo —hubo una pausa—, ¿quieres que te diga que veo?
Chao asintió.
—Veo… —Phemphit tomó aire—. Veo que al no saber como ser tratado, al no saber lo que es respeto o amor, te ajustaste al significado de lo que Parker creía que era amor. Él te quería sí, pero como un arma. Tenías algo que él no tenía y deseaba. Él veía un gran poder en ti y sabía que tú no lo ibas a usar como él lo hubiera hecho.
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Editado: 12.08.2025