Midnight Sun

Capítulo 5

Nuevos síntomas vampíricos.
 


Mi cabeza no paraba de pensar en todo lo sucedido ayer en la tarde, y aunque aquel beso causó un gran impacto sobre mi algo más me atormentaba.

─Perdón ─murmuró─ me dejé llevar.

Algo apenada y confundida desvié mi mirada hacia afuera del café para calmar un poco mis nervios y pensar con claridad que diría a Harry sobre el beso.

Pero me fue imposible, al instante dos siluetas captaron mi atención, un hombre y una mujer mayores ambos con cabello oscuro y ojos azules me observaban desde la sombra de un árbol, me tensé al instante mientras miles de teorías conspirativas viajaban por mi mente pensando que me harían algún tipo de daño, pero al notar que no eran reales, no estaban físicamente en el lugar y solo yo podía notar su presencia allí me relajé, lo cual es algo irónico el hecho de sentirme tranquila mientras dos espectros o lo que sean me observan allá afuera.

Pero por más que intentara buscar indicios de maldad no puedo, en sus ojos se nota la bondad y la buena intención y ni mencionar lo familiares que se me hacían ambos, podía sentir esa conexión y sensación de que los conocía pero no sabía con exactitud de donde o como podría ser.

Recordé que Harry estaba frente a mí y me observaba raro por mi rara concentración hacía las afueras del café, debía de verme como una loca.

─No hay nada que perdonar ─hablé con la mirada fija al exterior, sentí como dirigió su vista hacia la misma dirección que yo pero sabía que no vería nada más que autos, arboles y algunas personas que caminaban allá afuera ajenas al exterior de su mundo.

Pero sé que él podía presentir que algo más captaba mi atención.

Debía fingir que solo estaba nerviosa y confundida por aquel beso, que en gran parte era verdad, ese beso había sido…repentino.

Aparté la mirada del exterior en cuanto las siluetas desaparecieron luego de murmurar algo que no pude descifrar y lo observé por un rato mientras me debatía sobre qué decir, pero no tenía la menor idea y ganas de seguir fingiendo tampoco así que solo decidí marcharme.

─Debo irme, lo siento.

Recogí mis cosas y me marché dejándolo solo y confundido, pero yo también estaba confundida. Desde que llegué a este pueblo ha sido una bomba tras otra sin dejarme recuperar de la anterior, una vida normal pedí y es lo que menos estoy obteniendo.

Sueños raros donde una voz extraña me guía a portales y una piedra, mi primo en versión demoniaca, y ahora esas dos personas. Y ahora que sigue, un apocalipsis mágico.

Pase toda la tarde tratando de descifrar porque me estaban pasando estas cosas a mí, tan solo quería ser normal pero cada vez me encontraba más lejos de serlo, necesitaba a toda costa un poco de tranquilidad o caos como fuera pero humano, basta ya de sueños y espectros, estoy can…

Unos golpes en la puerta de mi cuarto interrumpieron mi discusión mental.

Abrí la puerta y me encontré a la persona menos esperada, pero aún así me agradaba verlo.

─Klaus ─exclamé con emoción, verlo aquí frente a mi se sentía increíble─. Cómo estás.

Suspiró, no se si fue el pasar del tiempo o que pero en sus ojos ya no había rastro de ese brillo tan peculiar de siempre, el verde esmeralda ya no se veía igual. Me preguntaba que había sido lo suficientemente fuerte para robar la alegría y felicidad de sus ojos, de su vida. Era desgarrador ver como mi familia había decaído en la mediocridad de a poco.

─En resumen ─murmuró apartando su mirada de mí─ me siento enfermo, hace meses que mi padres me arrastran de un lugar a otro solo porque no les convence las opiniones que reciben. Dicen que están preocupados por mi y mi actitud rara y la verdad es que ya estoy harto ─tomó aire y se sentó a mi lado en la cama─. Harto de tantos brujos mediocres que… que no saben de lo que hablan. Yo no tengo ningún problema solo soy, especial, pero eso nadie es capaz de comprenderlo ─de alguna manera lo entendía a la perfección, sabía que se sentía el ser tachado de loco o raro solo por ser especial o diferente─. Y no es justo que me hagan creer que estoy mal solo porque ellos no son capaces de entender, de entenderme.

Lo abracé, no sé porque pero yo en su lugar hubiera necesitado de un buen abrazo para calmar un poco todo este lío.

─Gracias ─susurró aún pegado a mi─ y perdón por descargar toda mi mierda contigo.

Sonreí maternalmente, a pesar de tener la misma edad yo sentía a mi primo más como un niño pequeño e indefenso, yo siempre había tenido que ocupar el roll de amargada y adelantada a su edad, decidí madurar antes y ser la fuerte y rebelde para que el peso y la mierda no recayera sobre ellos, porque nadie y menos ellos merecían esta mala vida.

─No pasa nada primo, aquí estaré siempre que lo necesites ─lo atraje más a mí y lo apretujé hasta que casi no pudo respirar, yo también estaba necesitando de ese abrazo─ puedes contar conmigo para todo sin importar que.

Nos separamos y cuando se dispuso a marcharse de mi habitación recordé algo, algo que debía contarle antes de que fuera tarde.

─Yo también ─llamé su atención justo antes de que abriera la puerta, se giró a mí con el ceño fruncido por la confusión de mi vaga referencia─. Desde que llegué me han pasado algunas cosas raras que no sabría explicar.

Me observó durante unos minutos, pero en realidad no me observaba a mí, estaba perdido en sus pensamientos. Entonces me di la oportunidad de observar a detalle a mi primo que ya no era el mismo, de él ya no desbordaba el aura de felicidad y pureza, el estar cerca de él daba ganas de tirarse al suelo a llorar y patalear al ver las horribles ojeras bajo sus ojos, su cabello castaño descuidado y más largo de lo normal para él, su ropa ya no era colorida y llamativa ahora era, negra, lo que era muy impropio de él, mi primo nunca usaba ropas oscuras y eso me preocupaba y no imaginaba como se debían sentir mis tíos al respecto. Su hijo se estaba apagando y ellos no se daban cuenta de ello.




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