Baile en fragmentos.
El día de hoy no me encontraba muy bien, había despertado con la sensación de que algo malo podría ocurrir, estaba exhausta, agotada y me esperaba un largo día .
─Que tal este ─preguntó con un disfraz de bruja en las manos.
Habíamos pasado más de una hora en el centro comercial, del centro del pueblo y ya estaba aburrida y bastante hambrienta, y ni mencionar lo harta que estaba de ver a las personas entrar de una tienda a otras, llenas de bolsas en sus manos, no entendía porque tantas compras por solo un día, era muy ridículo y derrochador.
A Deb no parecía convencerle ninguno de los disfraces, habíamos visto en todas las tiendas a las que entramos y a mí no me interesaba volver a casa con las manos vacías, solo debía que sacar mis colmillos, mostrar mis perfectos ojos rojos brillantes y listo un "disfraz" de vampiro a la mano.
─Me parece bien ─en verdad no estaba nada mal, le quedaría perfecto.
Chilló como niña ganándose una mueca de la (estirada) dependienta.
─Que bien, porque este será tu disfraz.
Rodé los ojos y me senté en un mini sofá, muy cómodo por cierto, los ojos se me cerraban solitos y esto tenía pinta de que no acabaría nunca.
─Por mi está bien ─comenté con simpleza, no tenía ánimos de reprocharle, solo quería terminar esto de una vez, ir de compras era agotador.
Me lanzó el conjunto que cayó directo a mi rostro, el cual con pereza aparté.
─Y este será el mío ─mostró un disfraz de princesa, consistía en un largo y brillante vestido violeta con una tiara plateada y perlas violetas, ah y unos tacones a juego, simple pero lindo.
Oí mi estómago rugir.
─Ya que tenemos los disfraces ─anuncié─, podemos ir a comer algo, me muero de hambre, por favor.
Se carcajeó.
─He visto una cafetería un par de tiendas atrás ─proseguí─, quiero probar sus pasteles y tomar un buen café.
Rodó los ojos, mientras negaba.
─Está bien, vamos comelona ─reímos y nos pusimos en marcha a la cafetería luego de pagar los disfraces.
҂҂҂
─¿Se me ve bien? ─pregunté a mi amiga, quien observaba fascinada mi disfraz.
Un vestido negro corto ajustado en el pecho sin tirantes, tenía pequeños brillitos por todas sus dimensiones, unos cortos guantes, un sombrero morado y unas botas de tacón a juego, eso consistía mi disfraz. Sería una bruja sexy.
Después de comer los pasteles y el café, nos vinimos a mi casa a cambiarnos, y esperar a que Harry viniera por mí, y Deb iría con Klaus, algo que nunca esperé que sucediera.
Pasaron unos largos e intensos segundos hasta que mi amiga finalmente se decidió a hablar.
─Te queda genial ─pareció recordar algo─, pero le falta algo─ rebuscó en el closet.
─¿Que? ─la observé, mientras un desorden imperial se mostraba, la mataría como no lo colocara todo en su lugar nuevamente.
─Esto ─rodé los ojos.
Era una capa negra, el toque final supongo, y ya no sería una bruja tan sexy, la capa cubriría casi todo.
─Póntela ─ordenó─. Ahora si serás la bruja, más linda y sexy de la fiesta.
Claro, con eso más bien parecería una vieja, con tantos trapos encima.
─Con estar presentable me vale ─la oí insultarme por lo bajo, había estado de mal humor todo el día, y no me había querido revelar el por qué.
La puerta de la habitación se abrió de golpe.
─Li, ya estamos listos, y Harry esta abajo esp... ─se calló al ver mi mirada rabiosa.
Odiaba que entraran a mi habitación sin tocar antes, eso era violar la privacidad.
─Aro ─respiré frustrada─. Cuantas veces te debo decir, que no entres a mi habitación, sin antes tocar la puerta.
Rodó los ojos, obstinado.
─Podríamos haber estado desnudas ─chilló Deb.
Intentó reprimir las carcajadas, pero fue más fuerte que él.
─No hay nada que ver de todas formas ─habló luego de calmarse un poco─, están más planas que una tabla de planchar ─se burló al ver la cara de indignación y rabia de mi amiga.
Ignoré sus ofensas, estaba acostumbrada a que me recordara lo plana que estaba, todo el tiempo.
─Plana tu put... ─le impedí decir la barbaridad que se que iba a soltar, si mi madre la escuchaba, no sé que sería capaz de hacernos, era un poco, demasiado estricta con nuestro vocabulario.
Ella no se imaginaba las palabrotas que decíamos a diario, a sus espaldas.
─Mejor olvida lo que dijo y vamos.
Aro se marchó antes, iba a seguirlo pero la mano de Deb agarró mi antebrazo con fuerza, giré para replicar su acción, pero antes de que dijera cualquier cosa, reveló lo que yo supuse, la había molestado todo el día.
─Alice ─murmuró con la vista fija al suelo─ ten cuidado con Harry, por favor.
Harry
─A quien invitaste tú al baile Klaus ─preguntó Aro.
Llevábamos aquí sentados charlando media hora, bueno ellos charlaban mientras yo intentaba calmar mis nervios, no sabía que me estaba pasando estos días, esto era algo nuevo, y raro, cada que pensaba o me acercaba a ella, los nervios hacían acto de presencia, y comenzaban a temblar mis manos y pies.
─A Deb ─respondió Klaus.
Ellos seguían hablando animadamente y... espera dijo ¿Deb?.
─Dijiste Deb ─hablé por primera vez, desde que llegué.
Ambos me miraron con atención, seguro se habían olvidado de mi presencia allí.
─Si ─respondió preocupado ─no tiene novio ¿o sí?, no quiero una paliza por una chica.
Aro se carcajeó y me fue inevitable no imitar su acción, este chico era un meme.
─Eh, de que se ríen ─se quejó.
─No, tranquilo, no tiene novia ─suspiró aliviado.
Y comenzó a morder sus uñas en señal de nervios, contagiándonos tanto a mí, como a Aro que comenzó a golpear el suelo con sus pies desenfrenadamente, todos, todos estábamos igual de nerviosos.
─Porque tardaran tanto esas dos.
─Iré a ver ─anunció Aro.
Y me dejó solo con el loco, ay mierda.