En la oscuridad de la noche, una joven cubrió su cuerpo con ropas negras. Su vestimenta era ajustada y flexible.
Sarah escondió su cabello con un gorro y tapó su rostro con un pañuelo.
Luego, ella salió de su habitación y abrió la puerta del balcón.
La oscuridad de la noche la recibió con el sonido de autos y música proveniente de las discotecas.
Las estrellas estaban cubiertas por las nubes y la luna brillaba tenuamente en el cielo como si de un fantasma se tratara.
Sarah cerró sus párpados centrando su mente.
Tomando impulso del barandal en el balcón, Sarah saltó hacia el vacío de las calles.
Mientras caía en el aire sus ojos se agudizaron.
"Que las leyes se inviertan", pensó Sarah creando un vortice en su mano.
Pronto, la barrera la trasladó a un espacio ficticio de concreto y metal.
Ignorando aquel ambiente artificial, la chica canceló la barrera volviendo a la realidad.
Antes estaba cayendo a una gran altura, pero gracias a la barrera se había trasladado al suelo sin ningún rasguño.
La transposición espacial era un truco básico que había aprendido en la organización.
Era posible gracias a las barreras que siempre te movían de la realidad a un mundo ficticio.
Se desconocía si dicho lugar ya existía antes de crear las barreras, pero era innegable su utilidad en su trabajo de asesina.
Lo mejor era que al regresar era posible elegir en donde aparecer siempre que fuera en un diámetro de 100 metros alrededor del lugar en donde fue creada la barrera. Sin importar la dirección.
Eso le permitió a la joven sobrevivir a una caída qué normalmente sería mortal.
Sarah corrió por los callejones y dobló una esquina.
Pronto, su figura desapareció.
Misaki. Distrito A. Zona de residencias. 3:40 am.
La zona de residencias estaba ubicada cerca del centro económico de Misaki.
El lugar estaba cubierto por altos muros en donde lujosas casas hacían alarde.
La mayoría de casas eran mansiones de tres pisos de color blanco y jardines exuberantes con extensos campos lisos de pasto verde.
Las calles estaban iluminadas y ningún alma se veía.
Hombres contratados estaban en sus respectivas residencias vigilando la zona en busca de intrusos.
Una sombra se infiltró en una propiedad de grandes terrenos.
Su figura se deslizaba a través de los guardias acercándose a una mansión en específico.
Los recuerdos de Sarah eran nitidos precisando la información que le había dado su tía junto a los datos del secuestro de su hermano en aquel sobre.
"La víctima es una joven de 20 años llamada Aome King. Su padre es de la República China y su madre es mestiza. Aunque sea joven, es una mujer sin escrúpulos que ha matado a dos de mis trabajadoras por diversión. Debido a eso, me he visto obligada a encomendarte su asesinato. Te aseguró que no tendrás inconvenientes en entrar", había escrito su tía.
Sarah observó la vigilancia de la zona confirmando la información de su tía en la carta.
"Su seguridad se basa en guardias estacionarios sin capacidad de percibir la energía. El problema viene cuando llegues a la casa. Ahí no hay mucho que pueda decirte: Tiene varias plantas. Los sirvientes duermen en la primera, y se desconoce la ubicación de las habitaciones principales. La única advertencia que puedo darte es que tengas cuidado de los guardaespaldas de la chica. Esos hombres son diferentes a nosotros, ya debes saber en que", había escrito su tía.
Sarah se enfocó en dos puntos, los guardaespaldas y la casa.
"Se que matarla directamente es imposible. Necesito un plan B", pensó la joven.
Sarah dio un vistazo a la mansión desde lejos.
Era una casa grande. Con decoraciones doradas ostentosas en el jardín.
Habían muchas estatuas de animales y bestias místicas, Sarah pudo identificar varias estatuas de dragones orientales.
Sarah se movió ágilmente por los alrededores escondiéndose detrás de las estatuas.
Pronto, ella se pegó a una de las paredes exteriores de la mansión.
Siguiendo el camino de la pared, Sarah llegó al almacén de autos.
Había tres guardias vigilando la zona.
Uno era de la República China, lo podía notar por su vestimenta la cual consistía en una toga ceremonial con figurillas de dragones. La tela era fina de un color turquesa, y en sus esquinas tenía bordados de color bronce. Llevaba una espada en su cintura y su cabello estaba recogido en un moño usando de soporte una aguja grande y larga de metal.
El hombre chino calzaba unas sandalias de cuero, y sus ojos rasgados estaban fijos cerca de donde Sarah estaba escondida.
La joven hizo una mueca inconforme.
"Es una lástima. Me hubiera gustado solo matar a la chica e irme", pensó Sarah creando una barrera.
Con un destello azul, los tres vigilantes y ella fueron trasladados a una fábrica abandonada.
El lugar olía a moho y el rechinar del metal oxidado causaba escalofríos.
Los guardaespaldas y el hombre chino desenfundaron sus armas blancas apuntando hacia Sarah.
Sarah cerró sus párpados y respiró hondo mientras sacaba su daga.
Estilo de Asesinato: Punto de Ruptura.
Cuando sus párpados se abrieron y sus pupilas brillaron en un azul eléctrico, la figura de Sarah desapareció en una tormenta de vientos furiosos.
Los guardias comunes fueron dispersados en una explosión de aire mientras heridas punzantes atravesaban sus brazos y piernas.
El hombre de la República China bloqueó el ataque de Sarah usando su espada como escudo.
Las chispas bailaron mientras una daga y una espada se resistían con fuerza.
Sarah estaba inclinada hacia adelante en una postura de estocada.
El hombre chino movió su otra mano apuntando hacia el rostro de Sarah.
Camino Virtuoso: Triturar.
Sarah sintió el peligro recorrerle el cuerpo y rápidamente saltó hacia atrás.