En un día como otros, en la ciudad de Misaki, distrito B.
Los pájaros cantaban mientras las hojas se mecían en la brisa fresca de la mañana, pasos constantes de una chica se escuchaban por la calle, se dirigía al colegio.
"Sunimi no deja de seguirme no importa lo que haga, si esto continúa siempre llegaré tarde a clases" pensó la chica con molestia.
"¡¡Midory!!" Un grito detuvo los pensamientos de la joven peli rubia, hizo una mueca exagerada de inconformidad antes de darse la vuelta, una chica alegre corría en su dirección, huiría, pero se cansaría rápido, no quería estar cansada y soportar a Sunimi, eso sería una pesadilla.
Sunimi tenía la misma edad que ella, cuando fueron niñas eran las mejores amigas, pero al crecer algo cambio en Midory y empezó a distanciarse de ella, no sabía de dónde provenía ese sentimiento, pero era parecido al odio.
"Al fin te encuentro, eres una malvada al esconderte de mi, la próxima vez no te perdonare" Con una voz cansada de tono alto se presento una chica de cabello negro como el carbón, tenia ojos rojos, algo que llamaba mucho la atención, era una condición genética de un antepasado lejano, era raro tener un rasgo único en Misaki, la mayoría poseían rasgos occidentales combinados con rasgos orientales, Sunimi era la excepción a eso, su cuerpo de pre-adolecente no se había desarrollado en su totalidad, pero ya se notaba que crecería con una impactante figura.
Comparándolo, el cuerpo de Midory no era muy vistoso como el de Sunimi, la chica de cabello rubio y ojos azules rasgados tenía un cuerpo rígido y simplista. Eso no la molestaba ya que igual le gustaba no destacar mucho.
"¿Por qué siempre me sigues? Ya te he dicho que podemos vernos en clase"Aunque la respuesta de la peli rubia no tenía tintes malisiosos, para Sunimi fue como una herida que la hizo sentir lastimada, solo ella sabía lo importante que era caminar con alguien a clases, no culpababa Midory por olvidarlo, ella sentía que su antigua mejor amiga había cambiado y aunque sabía la razón de ello, no quería aceptar algo tan malo con facilidad.
No lo soportaría.
"Hey, no seas así, tu sabes que te aburrirás si no vamos juntas al colegio, sigamos que llegaremos tarde" dijo Sunimi recuperando el ánimo.
"Nunca cambias" suspiro Midory.
Continuaron el camino hacia al colegio. El increible edificio albergaba a unos cinco mil estudiantes cada año, aunque también graduaba a miles para la universidad,gracias a eso su fama era muy buena para educar a las futuras generaciones.
Las flores revoloteaban en una danza mágica, el viento se encontraba rebosante de tranquilidad y frescura.
Ambas chicas saludaron al portero con una sonrisa, este devolvió el gesto bebiendo una taza de café y leyendo una revista en su cabina, sentandose en una silla de madera.
Un portón negro abierto de par en par daba la bienvenida a los estudiantes, quienes cruzaban de vez en cuando entrando o saliendo del recinto.
Midory se detuvo en seco cuando cruzo el portón.
Sunimi, quien iba distraída cantando una canción, no se dio cuenta de las acciones de su amiga, siguió el camino dando algunos pasos de distancia.
El cuerpo de la rubia se había tensado bajo una presión abrumadora, sus ojos se dilataron buscando la causa de la extraña sensación, los vellos del cuerpo estaban erizados y podía sentir un escalofrío en la espalda, el vientre le empezó a doler un poco, casi parecía como si se hubiera enfermado de repente, pero sabía que era otra cosa, ya había experimentado algo así antes, significaba que algo malo había pasado, pero no fue capaz de saber el que, nada lucía diferente a los demás dias.
Sunimi se detuvo cuando se percató que Midory no estaba cerca, se dio la vuelta viendo el color pálido de su amiga, se preocupo.
"¿Paso algo malo Midory? ¿Estás muy pálida? ¿Necesitas ayuda?" El tono de urgencia en la voz de Sunimi hizo que la sensación maligna desapareciera del cuerpo de la chica, no había durado mucho tiempo, eso era bueno, significaba que no era nada grave lo que sea que haya sucedido.
"Debo estar atenta a las señales, talvez alguien de mí familia tuvo un mal día" Midory aún con la sospecha en su mente obtó por entrar a clases, ella pensó que talvez lo había sentido más fuerte porque hace mucho no tenía un mal presentimiento, la mayoría de las veces solo eran heridas menores o alguien cercano a ella teniendo un mal día.
Entrando a su salón de clases Sunimi fue recibida con las sonrisas y voces de varias chicas y chicos, se saludaron y conversaron animados sobre el cumpleaños de alguien.
Midory se sentó en su silla sin que nadie la tomara en cuenta, la ignoraron, nadie queria saludarla, era mal vista por todos, tenían sus razones, un día, en medio de una clase Midory se enojo con Sunimi y le pidió que la dejara en paz, todos sabían lo amable y cariñosa que era la chica de ojos rojos, por lo que nadie simpatizo con las palabras de Midory, pensaban que era una engreída y pesada, de ahí que nadie intentará hablarle después, Midory intentaba que no le afectara, Sunimi era la única que le hablaba pese a la mala experiencia que tuvieron, solo entre ellas sabían la verdadera razón de su enojo aquel día, fue culpa de Sunimi, quería obligar a Midory a maquillarse mientras el profesor estaba escribiendo en la pizarra, Midory se negó, ella no le gustaba la forma en que Sunimi maquillaba, ambas se susurraron respuestas de desacuerdo, pero lo que colmo la paciencia de la rubia fue que su amiga le puso un poco de polvo en la cara cuando se distrajo, fue ahí que le gritó en voz alta y todos se dieron cuenta de su pelea.
Sunimi trato de arreglarlo diciéndole a los demás que ella la provoco, contó los hechos sin omitir nada, pero nadie le creyó, todos tenían tachada a Midory de ser una inadaptada social desde que entraron a clase, no hablaba con nadie, ni le gustaba que le hablarán, apenas creían posible que la peli negra la hiciera hablar, pero ellos ya no querían considerar a la rubia como alguien de su grupo, la querían fuera y la disputa con Sunimi fue la mejor oportunidad.