En un lugar desconocido, Misaki.
Unos ojos azules se desplegaron, regresó de un sueño confuso, había gente lanzando fuego, un hombre veloz y explosiones.
Suspiró ante la idea y negó con la cabeza, no entendía de dónde había venido esa ensoñación, pero la atribuyó al cansancio.
Conciente, la impresión de las cosas cambio, sus ojos confundidos observaron a sus costados, no se encontraba en su cuarto.
Los nervios la invadieron.
Había una manta encima de ella y una almohada dónde reposaba su cabeza, no obstante, el resto era un pasto verde que se extendían por millares, encima de ella, la sombra de un árbol torcido era su consuelo ante los rayos del sol.
Parecía un prado a las afueras de la ciudad.
Su mirada se detuvo a unos metros a la derecha, había una nota en el suelo sostenida por una roca.
Tomó la nota con miedo en su cuerpo, quería escapar de ahí.
"Lamento si despiertas confundida, este lugar es seguro, descansa, pronto explicaré todo" Midory tiró la hoja y se levantó.
Quería investigar sus alrededores por si estaba cerca de la ciudad, sin embargo, estar de pie le fue difícil.
Cayó al piso con un traspié golpeando su trasero con fuerza, dió un grito de dolor mientras se sobaba.
"Me siento torpe, ¿acaso me di un golpe en la cabeza?" La joven tocó su cabello sin signos de dolor.
Respiro hondo tratando de volver a levantarse, el suceso se repitió.
Estuvo varios minutos intentándolo hasta rendirse, era persistente aunque no tonta, tenía límites.
Frustrada, dejo caer su cabeza en donde suponía estaba la almohada, al instante, se dió un golpe con el suelo, un gemido de dolor salió agarrando su cabello, estaba molesta, se sentía desorientada e inútil, como si sus acciones fallaran.
Tomó la almohada a unos centímetros de ella queriendo tirarla, respiro hondo y exhaló por unos minutos calmandose, luego la puso de respaldo en su cabeza para descansar.
Aunque quisiera no podría irse, prefirió esperar hasta que se sintiera mejor antes de volver a intentar levantarse.
Mientras pensaba en lo sucedido, cerró los ojos. En unos minutos se había dormido.
A las horas, un ruido la despertó, se escuchaba la voz de un hombre.
Con sus parpados entrecerrados vió lo que sucedía, por reacción tapó sus ojos con las manos, un grito ahogado salió de ella.
Un hombre sin camisa, había alguien desnudo de la cintura hacia arriba, era musculoso por dónde lo viera, dejaba salir sonidos mientras se movía por los alrededores, practicaba un tipo de arte marcial. La primera impresión de la joven había sido mala, no tenía confianza de hablar con alguien así, quería huir de inmediato.
Preocupada de ser descubierta, se levantó con mejor equilibrio y dió unos pasos en dirección contraria, sin embargo al moverse, un mareo la hizo caer al suelo, soltó un grito de la impresión, la tierra se sacudió levantando polvo.
La figura masculina escuchó el grito dándose la vuelta, la cara de la joven se tiñó de rojo, el hombre enfrente de ella le parecía atractivo, tenía una mandíbula cuadrada, unos ojos café claro, un cabello pelirojo y una mirada cálida.
Midory no sé atrevió a mirar del cuello para abajo, seguro se pondría roja de la vergüenza.
Aquella sonrisa cálida del hombre cambió cuando recordó la condición de la joven, trotó hacía ella.
Midory se levantó como pudo intentando correr, la cara del hombre se transformo en confusión.
"¿A dónde vas?" preguntó a pocos metros de alcanzarla, Midory dió varios tropiezos, el mareo persistía, pero siguió su camino lo más rápido que podía.
Esa desnudez le daba miedo, recordaba las enseñanzas de sus padres, cualquier hombre que estuviera sin ropa ante una mujer no tenía buenas intenciones.
El razonamiento de la joven no era infundada, pero la figura masculina desconocía que la ausencia de su camisa había provocado esa reacción, era normal para el estar desnudo cuando se encontraba en un lugar cómodo.
"¡Por favor aléjate!, ¡aún no estoy lista!" gritó ella cayendo al piso, se dió la vuelta imaginando lo peor, la figura del hombre se detuvo dando unos pasos hacia delante, parecía un tigre acechando a su presa.
Su mirada cambio de confusión a burla antes de reír a voz viva.
El tono de voz grueso hizo estruendo en los oídos de la joven, tapó sus odios por lo incómodo que se sentía, la figura alta tenía espasmos entre sus risas, a veces se inclinaba para tomar aire, aunque no se detenía.
Midory pronto se sintió ofendida, su ceño se frunció y mando una mirada asesina a su burlor.
"¡Deja de reírte!, ¡me molestas!" gritó ella en tono agudo, parecía exasperada, el hombre abrió los ojos que habia cerrado por la emoción y observó a la joven, ella retrocedió preocupada.
"Que divertida eres, no soy un pervertido, puedes confiar en mi" señaló un pulgar hacía su pecho sonriendo, mostrando una hilera de dientes blancos.
La joven entrecerro los ojos sin creerle.
"Los hombres que dicen eso son menos confiables" susurró ella inconforme, quería irse.
Al entender las palabras de la joven, el extraño meditó un momento.
"Piensa un poco, tu estabas inconciente ¿cierto?, revisa tu cuerpo, deberías notar cualquier marca si te hicieran daño, te aseguro que si tuviera malas intenciones no esperaría hasta que estuvieras despierta" comentó él de manera casual, Midory se sonrojó por la sorpresa.
Ese hombre no tenía pelos en la lengua, hablaba con tanto descaro que la mareaba, aunque también ese mareo era por moverse mucho, no sabía si creer lo que decía o ignorarlo.
Recuperando la compostura hizo lo sugerido, no tenía ninguna marca en su cuerpo, tampoco dolor.
Suspiró de alivio, luego bajo la mirada al piso, estaba incómoda.
"¿Puedes..."se quedó callada, tenía vergüenza de decirlo, la figura masculina se había acercado para escucharla, la joven volvió a hablar en tono bajo" ¿Puedes ponerte algo?, las personas decentes no andan de esa forma" pidió la joven señalando con un leve temblor el pecho desnudo.