Misaki, en las afueras del distrito A, 5:50 PM.
Una figura recorría los callejones sin ser vista, vigilaba a varios grupos de delincuentes que caminaban hacia el distrito B, escuchando las conversaciones que tenían se dió una idea de quiénes eran.
"Son de uno de los grupos criminales de Misaki, las serpientes negras, pero ¿qué es tan importante como para mover a tanta gente? Es muy extraño" pensó, formulando posibilidades en su mente llegó a una conclusión.
"Debo reportarselo a Sarah" se dijo la mujer desapareciendo en la oscuridad.
Dentro de una barrera, Misaki.
Cuando el cielo se oscureció la joven despertó, Eros y Midory estaban siendo iluminados por esferas de luz mientras hablaban de trivialidades debajo de un árbol, maestro y discípula comentaban sobre su pasado, entre ellos las cosas se sentían diferentes, había mayor confianza.
"Dime Midory, ¿Cómo es tu familia?" Preguntó el mayor curioso, queria saber más de su pupila, la joven dejo de sonreír para adoptar una postura rígida, tenía un dilema al hablar sobre eso, Eros estaba por desistir cuando Midory comentó.
"Cuenteme de usted primero, así le hablaré de mi" propusó la chica, aunque hablar de su familia era complicado, sentía que era correcto decirselo a su maestro, pero también quería conocerlo más, había muchas cosas que deseaba entender del mayor.
"Claro, no hay mucho que contar, soy hijo de dos maestros, ellos me cuidaron durante mi infancia y adolescencia, mamá era divertida, le gustaba hacer bromas sobre la comida o la ropa que usábamos, recuerdo que por eso mi padre tenía un armario aparte de ella, por si las cosas se salían de control" una risita salió de los labios del hombre, los ojos de Midory brillaron.
"En cuanto a él, era más pacífico, siempre en la mesa de la cocina leyendo o escribiendo en su cuaderno, parecido al que siempre llevo" el mayor mostró su libreta en la mano, la menor asintió "cuando le hacía preguntas adoptaba una mirada sería antes de responder, me daba miedo si lo hacía" Eros miro hacía un lado rascando su cabeza, se había puesto incómodo por el recuerdo.
"Pero aunque se veía serio, podía bromear con mamá, mis padres nunca jugaron conmigo por su trabajo, sin embargo, el poco tiempo que tenían la pasábamos bien hablando de todo un poco" tomó una pausa para aclarar sus memorias, se sentía nostálgico, sus ojos brillaban de felicidad.
"Al cumplir 18 años inicié mis estudios en la academia de guardianes y maestros, a los dos años de entrar me volví uno de los mejores estudiantes" el pecho del hombre se levantó, su mirada denotaba orgullo, la menor negó con su cabeza, su maestro no tenía caso cuando hablaba de sus logros.
"En la actualidad poseo varias amistades, algunas se encuentran aquí en Misaki, pero si hablara de amigos cercanos..." Eros hizo una pausa dudando de si seguir hablando, eso dejo curiosa a su discípula, la mirada que tenía era de preocupación, sin embargo, después de unos segundos sus ojos brillaron con calidez"...tengo dos mejores amigos, una mujer de carácter difícil llamada Amantis a quien aprecio mucho, me ayudó en los momentos más difíciles de mi vida, sin ella no estaría aquí" comentó lo último con molestia, sus ojos se entrecerraron y murmuró algunas maldiciones, las cejas de Midory se extendieron al escuchar uno de los insultos.
"¡Maestro!, ¡eso no se dice!" regañó la joven enojada, Eros le observó sin importarle el comentario, desvío el rostro inconforme.
"Si la conocieras ese insulto se quedaría corto, mejor continuemos" dijo el hombre recuperando el hilo de la conversación, de la molestia volvió a estar feliz, un suspiro provino de la menor, la habían ignorado.
"Mi otro mejor amigo es un chico de dos años mayor que tu llamado Nanami, él es del tipo estudioso, todo lo que conozco lo aprendí de él y Amantis" la mueca ante el último nombre no pasó desapercibido de Midory quien le señaló con la mano su comportamiento, Eros infló sus mejillas ignorando a su disicipula.
La menor se estiró y apretó con sus dedos los costados del rostro de su mentor eliminando su actitud desganado, Eros sonrió por la cercanía lanzandole un beso a la joven.
"¡Pervertido!" gritó Midory alejándose asustada.
"¡¿Por un beso?!" cuestionó el mayor burlándose, solo quería alejarla y reírse un poco, al entender que su maestro seguía de bromista, Midory cruzó los brazos sintiendose avergonzada.
"Siga contando sobre su vida por favor" habló a regañadientes la menor, el mayor aceptó sonriendo.
"Cuando tenía algún problema Nanami saltaba a defenderme, no siempre salíamos ilesos de los problemas, pero lo valoro por su valentia, espero algún día lo conoscas, es ese tipo de persona que vale la pena encontrarte al menos una vez en la vida, creo eso es todo, ahora tu" dijo el mayor sin problemas, le era sencillo comentar tantas cosas, la menor se sintió satisfecha, su estado de ánimo había vuelto a la normalidad, lo que habían hablado está vez era más de lo que se había hecho en otras ocasiones, para ella era un progreso.
Relajándose a través de profundos respiros, la joven comenzó su relato, su maestro la observaba con una rodilla levantada y su rostro apoyado en una mano.
"Tengo dos padres que trabajan en las empresas King, mi mamá se llama Hanada Mihiro, le gusta leer revistas de cocina y estudiar idiomas, cuando se queda en casa pasa bebiendo té sentada en un sillon, debido al olor de su bebida me gusta sentarme con ella" la menor tragó saliva y acomodo una hebra de su cabello, sus ojos divagaban en el suelo entre recuerdos.
"Al charlar entre nosotras los temas que tocamos son sobre nuestra familia o amigos, a ella no le interesa mucho mis gustos personales en música o literatura, tampoco los de mi hermana" Eros movió su mano haciendo un ademán de pregunta, Midory se encogió de hombros ante el gesto de duda de su maestro, estaba aclarando que no le importaba, el mayor asintió esperando que continuará.