6 meses antes, Misaki, Distrito A, Sede de los Guardianes.
En el interior de una oficina en un edificio llamativo una mujer y un hombre estaban presentes observándose mutuamente.
"La reliquia de la tierra ha estado moviéndose de manera irregular estas últimas semanas, uno de mis informantes advierte que podría empeorar con el tiempo, debido a eso, voy a asignarte una misión" comentó la mayor, su subordinado estuvo de acuerdo de inmediato.
"Quieres que arruine sus planes si es necesario" confirmó, su jefa asintió sonriendo.
"Tan perspicaz como siempre Edward, me gustaría que mi sobrina tuviera tu mente, a veces es muy impulsiva" suspiró la mujer, el hombre entorno los ojos, era muy común en su superior cambiar de tema.
"Continuemos" rectificó el pelicastaño, Hadame asintió sacando un cuaderno de su vestido, el subordinado hizo una mueca al notar de donde había salido el objeto.
"Si no supiera su verdadera identidad la confundiria con una servidora del placer con experiencia" bromeó para si, la mujer le entrego el documento fijando su vista en los ojos del menor.
"Estas pensando mal de mi, ¿cierto?" Interrogó la mayor con ojos inquisidores.
"Permiso" con descaro el hombre salió de la oficina dejando sin palabras a su superior, esta quedó mirando la puerta antes de soltar una sonrisa.
"Tienes agallas mocoso, me parece bien, las necesitarás para cumplir mi orden" pensó Hadame levantándose de su silla, quería salir a ver como estaban las cosas en el negocio y si sus chicas tenían problemas con los clientes.
Hace 5 meses, Misaki, Distrito D, Base del portador de la reliquia de la tierra.
Edward se inclinó ante la presencia de un hombre con una cicatriz en el cuello, este le observaba con ojos agudos, habían varios guardias alrededor.
"¿Dices que quieres unirte a mi? ¿Porqué?" Preguntó el jefe, el pelicastaño recordó las palabras que había ensayado con anterioridad.
"He escuchado que bajo su ala recibiré poder, honor y gloria, mi equipo y yo estamos encantados de servir bajo su causa, sabemos que usted es uno de los elegidos para cambiar esta corrupta ciudad, por favor, aceptenos" pidió solemnemente, el portador de reliquia le quedó viendo un momento, luego sonrió con arrogancia.
"Tienes un don en las palabras, pero nosotros no aceptamos debiluchos, vete antes de que decida matarte con tus compañeros" amenazó el mayor apuntando con su mano hacia la salida, Edward se levantó, pero contrario a irse, respiro hondo antes de pronunciar palabra.
"Me retiro, pero mi mayor sueño será estar bajo su mando, así que volveré algún día con lo necesario para ser digno a sus ojos" terminando de hablar se inclinó con respeto, después se retiró.
Uno de los subordinados del portador se acercó al trono.
"Mi señor, dudo que sus palabras sean falsas, ¿qué hará si vuelve como lo prometió?" Preguntó el hombre, su jefe sonrió.
"Si lo logra, dejaré que se una, pero eso es pedir demasiado de un equipo que es incapaz de usar elementos naturales, ¿crees que puedan luchar solo con elementos metafísicos? La muerte les espera, recuerda mis palabras " se jactó el mayor.
3 meses antes, Misaki, Distrito D, Base del portador de la reliquia de la tierra.
Cada guardia en el lugar daba pasada a un grupo de tres jóvenes liderados por dos hombres, sus caras eran de incredulidad, detrás de ellos, personas atadas le seguían con torpeza en sus pasos.
Presentándose ante la sala del trono los ojos del jefe se iluminaron con admiración, el equipo se arrodilló ante él dejando a sus prisioneros a un lado.
"Mi señor, como prometí, he obtenido un regalo para demostrar mi devoción, capture a los líderes de una de las bandas criminales enemistadas a su nombre, no podía permitir que siguieran mancillando su honor solo por ser misericordioso con ellos" dijo Edward con orgullo, el jefe asintió feliz por lo que veía.
"Puedo ver que tus palabras son ciertas, pero dime, ¿cómo lo lograste? Dependiendo de tu respuesta te aceptaré" confesó el mayor con anticipación.
"Incluso si mientes ya he pensado en matarte, cualquiera que pueda derrotar a una banda tan fácilmente es peligroso tenerlo vivo" pensó el portador.
Edward asintió confesando sus planes, al escuchar lo que decía los pensamientos del jefe se tornaron burlescos.
Finalizando el informe la sala se sumió en risas estridentes, nadie pudo evitar las carcajadas por lo que escucharon.
"¡Esos idiotas fueron engañados por consumir más alcohol del que podían soportar!, ¡en ese estado no es extraño que pudieras sellar sus poderes y traerlos aquí! ¡que historia tan risible!" se jacto el mayor con gracia, al ver que los rehenes se tornaba rojos de la vergüenza e ira pudo confirmar el relato, sus ideas de matar al hombre se esfumaron en ese momento.
"Imaginaba un plan maestro, pero resultó una estratagema barata, vale la pena tenerlos incluso si es por diversion" consideró el jefe, luego hizo señales a sus guardias para que se llevarán a los capturados.
"Muy bien Edward, han demostrado ser dignos de estar bajo mi ala, estarán a cargo del sector Oeste, uno de mis hombres los instalara ahí, espero muchas cosas de ustedes, retirense" ordenó el hombre de la cicatriz, sus palabras fueron cumplidas dejándolo con uno de sus subordinados.
"Vigilalo, asegúrate de que no trame nada contra mí" dijo a su inferior, este aceptó alejándose de la sala.
Hace 1 mes, Misaki, Distrito D, Base del Portador de la reliquia de la tierra.
Los alrededores estaban sumidos en un silencio sofocante, nadie se atrevía a respirar muy fuerte mientras una presencia peligrosa invadía las instalaciones.
El portador de reliquia con sus líderes miraba con respeto a la figura enfrente de ellos, cada uno incapaz de estar tranquilos.
Aquellos ojos negros como la noche palpitaban en rojo mientras se movía, sus palabras fueron claras para todos.