Ashley
Cuando lo vi hurgando en mis cosas exploté de rabia. ¿Cómo se atrevía? ¡Yo le había dado cobijo cuando había estado triste! ¡Y así me lo agradece!
—Yo…
—Cállate y vete—dije aguantando la respiración. No quería explotar.
—Perdona, Heidi. Yo solo…
—Fuera—señalé la puerta.
—Claro—se levantó y cogió el picaporte de la puerta. Se dio la vuelta—. Perdóname, no quería invadir tu intimidad.
—¡Fuera!—grité con todas mis fuerzas. He de decir que me pasé, pero bastó para que se fuera asustado.
¿Cómo se atrevía a hurgar en mis cosas mientras sabía que no me gustaba? ¿Cómo se atrevía a que recordara mi pasado?
Se suponía que Dash es mi amigo, pero no lo era y nunca lo será. Le llevé a mi sitio favorito y así me lo agradece. Genial.
Cogí la sudadera que mis amigos me habían regalado por mi cumpleaños atrás. Ese mensaje era mi lema, como si lo llevara escrito en la frente, pero hace años que cambié de opinión. Luego estaban las fotos. Esas fotos eran lo único que me quedaban de ellos. Los echaba mucho de menos.
Empecé a llorar a pleno pulmón. Tenía mucha rabia y tristeza acumulada y necesitaba desahogarme. Dios, los extrañaba tanto… No sé cómo no he podido vivir sin ellos estos años, los necesito, los quiero tanto…
Doblé la sudadera tal y como estaba y puse los cuadros encima de esta. Me tumbé en la cama y me puse a llorar. La almohada se llenó de lágrimas y más lágrimas, hasta que me quedé dormida.
***
El móvil vibró y lo cogí. Desbloqueé el teléfono, había un mensaje de Logan. Miro la hora. ¡Eran las doce y cinco! ¡Llegaba tarde! ¡Mierda!
Me puse los zapatos, cogí el bolso y mis llaves y salí pitando sin importarme las pintas que llevaba. Corrí todo lo que pude, hasta casi rodé por las escaleras. Cuando salí, vi a Logan de espaldas. Daba miedo.
—Llegas tarde, Ashley—me dijo sin darse la vuelta.
—A la reina de las venganzas se la hace esperar. ¿O es que ya no te acordabas?—dije con un tono frío mientras sacaba una sonrisa siniestra. Con este tema ya no iba a ser yo.
—Te explicaré el plan—se dio la vuelta y me dio una mirada congelada, una mirada sádica.
—No sé a qué estás esperando.
—Esa es la persona que me gusta—se acercó a mí lentamente. Hasta que quedó delante de mí, a pocos centímetros de mi cara—. Me gusta tu lado perverso—susurró en mi oído.
—¿A qué coño aspiras? ¿Me explicas el plan o me voy?—me crucé de brazos, ya estaba cansada.
—¿Estás segura de que te quieres marchar? Puede que me vaya de la lengua…
—Te mataré si lo cuentas.
—No, porque ya no podrás salir y ver el mundo. Estarás enjaulada para siempre. ¿O es que no te acuerdas de lo que hiciste?
—¡Yo no hice nada!—grité enfadada. Estaba aterrada y enfadada a la vez. Quería soltar la ira que tenía dentro, que comía cada parte de mis adentros—Explícamelo ya, no tengo todo el día.
—Quiero que me ayudes a planificar tres venganzas. Si salen bien, no le diré a nadie nada. Y si salen mal, ya sabes lo que te espera.
—Tranquilo. Ningún plan me ha salido mal.
—Creo que el último no.
—¿Quieres que te mate a ti?—susurré y le cogí del cuello con fuerza—A mí no me vacila nadie, ¿entendido?
—Sé que puedes matarme ahora mismo, pero no lo harás—me dijo bajo, sin respiración por culpa de mis manos que le estaban ahogando.
—¿Y cómo estás tan seguro de que no lo haré?—le sonreí de la peor manera que podía hacer, una sonrisa sádica, que salía de mis adentros, y él se estremeció un poco.
—Porque no quieres otro trauma, ¿o me equivoco?—recompuso su postura.
Tenía toda la razón, y eso era lo que me jodía por dentro. Le apreté más el cuello hasta que soltó un grito de dolor. Cuando aflojé las manos, Logan se puso a respirar. Tenía la respiración agitada.
—Si hubiera querido, podría haberte asfixiado, ¿lo sabes?—la voz me salió amarga. Podría haber hecho más fuerza y dejarle sin aire. Y de eso no me hubiera arrepentido.
—Eres una asesina, Ashley Diamond. Y eso me gusta—se le formó una sonrisa de lado, siniestra—. Pero solo hay una regla.
—¿Cuál?
—No se puede matar a la gente, es solo venganza, humillación. No quiero tener que esconder cadáveres, y menos contigo.
—Entendido—dije neutral. Esta vez no me molesté en darle miedo, yo creo que sería al revés. Yo tenía miedo de lo que pudiera pasar. Muchas veces no me controlaba y había más de un inconveniente en mis planes.
Pero esta vez iban a salir perfectos. Tenía esperanzas, aunque seguramente se fueran a la mierda.
Tenía una cosa clara: me habían descubierto, y necesitaba que todo saliera al pie de la letra, o sino tendría problemas. Problemas muy graves, y era lo que menos quería.
Dash
Me fui a mi casa decepcionado conmigo mismo. He sido un gilipollas monumental. Jamás la había cagado tanto con alguien, y mira que la había liado veces, pero aquí me superé. Tenía que compensarla, decirla que lo sentía mucho, aunque seguramente no se dejaría comprar por muchas cosas que la comprara. Necesitaba algo para que recuperara la confianza, necesitaba una idea…
Pensé durante… ¿Cuánto? ¿Cinco horas o así? Lo que me quedó claro es que no dormí en toda la noche.
No tenía a quién llamar para pedir ayuda. Mi familia pasaba de mí, Logan me mandaría a la mierda y seguramente diría “Ya se le pasará”, Isa estaba de vacaciones y no quería molestarla y Mónica, ella no es una opción ni tan siquiera. Sólo me quedaba Oliver, pero ese es un romántico y me dirá que le lleve rosas o bombones. Claro que está de un ñoño con Mónica, que no se parecen en nada esos dos, pero, ¿quién soy yo poniendo pegas donde no me llaman?
Tenía que currármelo, tenía que pensar por mí mismo. Si era mayor para decidir, soy mayor para resolver mis problemas. Es justo.
Editado: 15.10.2022