Ashley
Cuando fui consciente del todo, miré a mi alrededor. Estaba en el hospital, con el costado lleno de grapas, con una vía en la mano derecha y el pijama de los enfermos que se te ve el culo.
Me entró el pánico, me asusté tanto que casi me caigo de la cama.
Busqué mi móvil, pero no estaba. Estaba intentando recordar qué había pasado para que llegase a la cama de urgencias.
Estaba en mi cuarto…
Desde ahí se ve borroso.
Vino alguien…
¿Quién vino?
Y…
Me rajaron.
Eso es, me habían metido un navajazo… Pero no recuerdo quién.
No quise llamar al botón de emergencias o lo que fuera. Necesitaba salir de ahí, necesitaba irme.
Pensé en llamar a Dash, pero no tenía con qué llamarlo. O hacer el código morse para que alguien me viera, pero tampoco fue una gran idea.
Estaba sola, y necesitaba salir de ahí como fuese antes de que viniera el doctor.
Con todas mis fuerzas, me arranqué la vía de un tirón. Solté un grito de dolor en mi interior, pero ya estaba libre. Puse un pie en el suelo y un dolor insoportable me hizo resoplar para intentar hacer el menor ruido posible. Me levanté a duras penas y abrí la ventana. Estaba en la planta baja, sólo tenía que sacar un pie fuera para pisar el suelo. Con todo el dolor del mundo, levanté la pierna. Me quedé así unos minutos y al final pude levantar la otra.
Estaba dolorida de pies a cabeza, me molestaba todo el cuerpo. Sin pensármelo dos veces, con el poco esfuerzo que me quedaba, eché a correr sin pararme en ningún solo momento.
Corrí en zigzag, sin detenerme, a pesar del dolor de mi cuerpo por dentro y por fuera.
Di un traspiés, pero no llegué a caerme. Eso sí, me di un buen susto.
Seguí corriendo hacia el lugar de donde yo quería ir.
Logan
Cogí el coche para ir a ver a Ashley al hospital. Conducía tranquilamente escuchando la radio y las noticias de hoy en día.
—Una paciente del hospital central se ha dado a la fuga.
Joder, le echan valor.
Pero… ¡No me jodas!
¡Me cago en todo lo que he vivido y en todo lo malo que hay!
¡Joder!
Sabía que Ashley no tenía el móvil. Entonces, ¿cómo iba a saber dónde está?
Regresé a mi casa, y resulta que la puerta estaba entreabierta.
Lo que faltaba ya.
Salí del coche con los puños preparados por si acaso había un inconveniente. Pegué una patada a la puerta y vi a Ashley sentada en la encimera de la cocina.
¿Qué mierdas hacia ella aquí?
—¿Qué se supone que estás haciendo? ¿Te has vuelto loca? ¿Cómo se te ocurre escaparte?
—Demasiadas preguntas—se bajó como si nada hubiera pasado.
—Estás fatal de la cabeza. ¿Cómo te has ido?
—Corriendo.
—¿Te has arrancado la vía?
—Muy listo.
—Llamaré a Dash.
—No. Él no debe saberlo.
—Como quieras. Entonces voy a llamar a una amiga que es doctora o enfermera o lo que sea.
Le di una camiseta mía para que no estuviera con el pijama del hospital y llamé a Holly. Normalmente, no la suelo llamar mucho ya que está siempre muy ocupada, pero esto es una emergencia.
—¿Diga?
—Holly. Necesito tu ayuda ya.
—¿Qué ha pasado?
—Tú solo ven.
Llevé a Ashley a mi cama para que se pudiera tumbar y ser revisada por Holly.
—No hace falta, Logan. Estoy bien.
—No, no lo estás, Ashley. Te conozco perfectamente, sé cuándo estás mal y cuando no.
—Ni que me conocieras desde hace tiempo—me reprochó.
Decidí ignorarla. Sabía lo que me iba a decir, no era necesario escuchar esas palabras hirientes que salían de su boca.
Llamaron al timbre y abrí la puerta. Holly iba con el mismo maletín de siempre y su gabardina fucsia.
—¿Cómo estás, Holly?
—¿Qué has hecho, Logan?—fue directa al grano.
—Pasa—la dejé pasar y la llevé a mi cuarto.
Su cara fue de confusión, no entendía nada. Normal, yo tampoco lo entendería.
—¿Qué quieres que haga?—me preguntó.
—Una revisión para ver si está bien—contesté.
Ella no hizo preguntas. Sacó sus instrumentos raros para revisar a Ashley. Le dijo que se quitara la camiseta y Ashley me miró fatal, así que me fui.
Estuve esperando como media hora más, hasta que Holly salido con su maletín.
—Está mal. La herida se le ha infectado, tiene que aplicarse esto—me tendió una cajita, que era una crema—. Necesita reposo absoluto por lo menos dos días. No se puede mover de la cama.
—Gracias, Holly.
—No sé qué habrá pasado y prefiero no saberlo. Y esta vez hazme caso, que ya nos conocemos.
La acompañé hacia la puerta y me despedí de ella. Volví a mi habitación, Ashley estaba de pie, dispuesta a irse.
—De eso nada. Tú te quedas aquí.
Me miró sorprendida. Eso le hizo daño en su herida.
—No, gracias.
—No te vas a mover de la cama.
Ella se rio con amargura.
—No, gracias—repitió.
Eso me hizo perder los nervios.
Ashley
Logan perdió la poca paciencia que le quedaba. Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo cuando se estaba acercando a mí. Yo retrocedí todo lo que pude.
Cogió mis muñecas y las subió por encima de mi cabeza estampándome contra la pared blanca de su habitación.
Me entró el pánico, no sabía hasta dónde podía llegar. Echó su aliento en mi cara, eso me hizo estremecer. Estaba demasiado cerca.
MUY CERCA
—Vas a tumbarte en la cama y no te vas a mover de ahí—me exigió.
Tragué saliva mientras desviaba la mirada de sus ojos.
—Mírame.
No lo hice, tenía miedo.
Es un momento en que me entró el pánico. Me decían que iba de chunga, pero luego era una cagona.
Pues tenían razón, en muchos momentos tenía miedo.
—Mírame—repitió.
Editado: 15.10.2022