Miedo a la venganza [1º parte]

Capítulo 23

Dash

Tuve que escabullirme del trabajo para ver a mi madre y a sus tonterías dramáticas. No me tragaba lo de mi padre. La gente siempre me dijo que me parecía mucho a mi padre.

Pero una vocecilla en mi interior me decía que la escuchara, que me tranquilizara para no matar a nadie.

Quedé con ella en una cafetería de por aquí para no llegar más tarde al trabajo.

Cuando me llamó, estaba viniendo hacia aquí porque ya estaba entrando por la puerta.

Nunca le puedes decir un no.

—Hola hijo.

—Hola madre.

Se sentó enfrente de mí para que pudiera verla. Venía de negro y con un pañuelo en la mano.

—Lo siento, madre.

—Ya no importa.

Se formó un silencio que tuve que romper con un <<¿Me lo cuentas o me voy?>>

—No es fácil para mí, Dash. Espero que lo entiendas.

—Solo dilo. ¿Quién cojones es mi padre, mamá?

—Todo empezó cuando me casé con tu padre, o bueno, con el que has vivido toda tu vida. Cuando tuvimos a tu hermana, yo estaba muy emocionada y muy feliz, pero él… pasó de mí como de la mierda—me sorprendió mucho el comentario de mi madre. No me lo esperaba—. Así que me busqué a alguien para recibir amor porque tu padre estaba muy ocupado con el trabajo, o no le apetecía, o lo que fuese. Fue entonces cuando conocí a Roger. Era tan dulce, tan… de todo. Me encariñé con él, estando yo casada y con una hija, pero me dio igual, yo quería vivir mi vida. Tu padre no se enteró de nada nunca hasta que le dije unos años después que estaba embarazada, pero nunca lo hicimos, así que se enfadó. Iba a decírselo a Roger, pero, apareció con otra chica al siguiente día. Me destrozó el corazón, así que no sabe de tu existencia y nunca supe nada más de él hasta hace unos cuatro años.

Yo estaba flipando. Entonces soy un error de la vida. Estaba al borde de las lágrimas.

—Pero, ¿sabes una cosa? Jamás me arrepentí de tenerte, aunque tu padre se enfadase. Me dio igual.

Escuchar esas palabras de mi madre me descolocaron todavía más.

—¿Es por eso? ¿Por eso me regañabas todos los días y me decías cosas feas? ¿Estabas del lado de papá?

—Jamás estuve del lado de tu padre, solo que…

—¿Solo que qué?

—Me amenazó con matarte si no hacía todo lo que le decía.

—No me lo puedo creer. ¿Tú sabes lo que yo he sufrido? ¿Pensando que mis padres no me querían, que me odiaban?—levante la voz. Pocas personas se nos quedaron mirando. Mi madre me cogió la mano.

—Peor lo he pasado yo. Que amenacen a tu hijo y no puedas hacer nada es duro. Es más doloroso que sufrirlo.

—¿Quién es Roger? ¿Dónde está?

Mi madre se quitó una lágrima de su ojo con el pañuelo.

—¿Estás seguro de que quieres saberlo?

Asentí.

A lo mejor no estaba preparado.

A lo mejor no quería saberlo.

Pero tenía claro que no iba a seguir viviendo en una mentira.

—Te llevaré, está muy cerca de aquí.

Ashley

Tierra trágame ya, ahora mismo.

—¿A dónde vais tan rápido?—dijo un señor.

Logan tenía el cuerpo paralizado. Pues el mío ni te cuento.

Pero había que actuar rápido.

—Tenemos una carta para usted, señor Morgan.

—¿Qué clase de carta?

—Esta—metí mi mano en el bolsillo de la chaqueta como para buscar algo. Me acerqué a él y le di un puñetazo, hasta su nariz empezó a sangrar—. ¡Corre!

Salimos corriendo de la casa. Le pegué una patada a la cerradura de la puerta y corrimos sin parar. Nos escondimos detrás de un edificio a descansar.

—Acordamos que nada de puñetazos—me regañó Logan con gracia.

—No había otra alternativa.

—Ya. Siempre es la mejor respuesta: puñetazos—dijo irónico.

Puse los ojos en blanco. ¡Que hubiese hecho algo él! ¡Petardo!

—Me ha gustado la patada ninja que le has dado a la puerta. Ha sido como en las series de policías—se rio de su propia broma.

—Has flipado con mis habilidades—digo con superioridad.

—A ver… tampoco flipes.

—Idiota—le empujé—. Deberíamos ir a la habitación para ver qué pruebas podemos tener.

Caminamos apresuradamente para llegar al hostal. Pusimos todo sobre la mesa y buscamos cualquier detalle.

Hasta el menos importante.

***

Encontramos muy poco de lo que habíamos traído. Solo estaba hablando de sus venganzas y maldades en el dichoso diario.

—¿Has hackeado el móvil ya?

—Es complicado. No es sólo un abracadabra, fiera.

Me tumbé en la cama con desesperación. Estaba con los nervios a flor de piel. Iba a reventar.

—¿Ya?

—Joder, Ash. Así vamos a tardar más.

—Ay, que tiquismiquis.

—Vete a duchar, o duérmete porque esto va para rato.

Puff…

Lo que faltaba.

Así que como no me apetecía levantarme, me quedé dormida en medio de la cama.

Logan me despertó una hora después de mi sueño con Edward Cullen.

—Oh, lo siento, fiera. ¿Quieres volver a dormir?—me preguntó irónico.

—Ya no, joder. Porque no voy a volver a soñar con él.

Soltó una risa, pero la ahogó. Fue un sonido muy raro.

Me senté al lado de él y vi conversaciones y números de teléfono.

—La última vez que cogió el teléfono fue a las cinco menos tres minutos de la tarde. Un mensaje para Aely. Y… una llamada a ella también.

—Ponla.

—Voy.

Llamada:

—Aely, Aely.

—Eryx, joder. ¿Dónde estás?

—En el bosque. No, no voy a volver.

—¿Qué estás diciendo?—la voz de un chico sonó. Supongo que será Ethan.

—West se ha suicidado delante de mí con un cuchillo y la gente se ha pensado que he sido yo.

—¡¿Qué?!—dijeron los dos a la vez.

—No voy a volver—Eryx se echó a llorar.



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En el texto hay: misterio, secretos, amor

Editado: 15.10.2022

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