Logan
Me levanté a toda hostia para coger a Ashley. ¿Cómo se le había ocurrido tirarse por el balcón? ¿Estaba mal de verdad? La cogí al vuelo. Sus manos estaban agarradas a las mías sin fuerzas. Ella quería morirse de verdad.
—¡Ashley! ¡Agárrate ahora!
—¡Suéltame!
—¡No! ¡Sube, joder!
—¡No quiero!
Esto iba a ser complicado. El hecho de que Ashley se suicidara me comía por dentro. Es mi compañera, es mi … Bueno, vale, no sé lo que es, pero no pienso soltarla, aunque se me salgan los dedos.
—¡Ashley, por favor! ¿Qué pensará Dash si dicen tus supuestos amigos que te has tirado? ¡Le romperás el corazoncito!
—¡No me comas el coco! ¡Suéltame!
Solté una risa amarga.
—¿Sabes que estamos en el primer piso? ¿Que solo te puedes dar una hostia y torcerte un tobillo como mucho?
Su cuerpo empezaba a pesar más. Estaba colgada y con sus manos hacia arriba agarrando las mías.
—Eres un gilipollas.
—Lo que tú digas, pero deja de hacer el tonto y sube.
Ashley resopló. Puso sus pies en la pared y subió como si nada hubiera pasado.
Cuando estaba dentro de la habitación, la estampé contra la pared.
—No vuelvas a hacerlo, ¿entendido?
Me miró con tristeza, con desesperación.
—No eres nadie para decirme lo que tengo que hacer—me escupió.
—Pero sí soy el que puede ir a la policía y contar la verdad.
—No te veo de chivato.
—También soy el que puede encerrarte en un manicomio.
—¿Estoy loca?—se rio—¿Eso es nuevo? Porque yo creo que no—me encaró.
Se estaba viniendo arriba con esos comentarios. Debería calmarla y no alterarla.
Si es que siempre la cagas, Logan
—Voy a por una tila, te tumbas en la cama y descansas. Has tenido un día muy duro.
—Lo que tú digas, amore.
—Prométeme que no te vas a volver a tirar.
—No te prometo nada—dijo mientras quitaba la colcha de la cama para tumbarse y arroparse.
Cerré la puerta y compré una bolsa llena de… ¿Qué cojones es esto?
La chica del mostrador dijo que calmaban. Así que me sirve. Volví a subir y vi a Ashley en la misma posición, solo que más arropada.
Un momento.
Fui a la cama, quité la colcha y:
¿Adivinas qué pasa?
Qué no estaba.
Me asomé por el balcón, pero no había nadie.
Ashley
Ya no sabía cómo ponerme, así que me fui a darme una ducha. Estaba tan tranquila cuando la cortina de ducha se abrió y vi a Logan suspirando.
—¡¿Qué coño te pasa?!—le quité la cortina y me tapé—¡Estoy desnuda, gilipollas!
—Nada nuevo de lo que ya haya visto—dice burlón.
—Fuera de aquí—contuve los nervios.
—Vale, vale—se escuchó la puerta cerrarse y no supe más hasta que salí de la ducha enrollada en una toalla—Guau, ¿a qué has venido?
—¿Eres tonto o te lo haces? Quiero mi ropa.
Levantó las manos en son de paz con una sonrisa de las suyas.
—Me ha quedado claro—volvió su vista al vaso con líquido rojo—. Toma—me lo dio.
Me senté a su lado para cogerlo sin muchas ganas, pero bueno… estos líquidos estaban asquerosos. Me dieron arcadas solo de verlo, pero me contuve ya que Logan había ido a comprarlas.
Cuando me la tomé, fue como si me hubiera fumado un porro. Iba medio flotando, como tumbarse en una nube.
—¿Qué haces?—me preguntó Logan divertido.
—Shhh…
—Ah, muy bien. Sigue soñando con Edward Cullen.
—Shhh…
—No te entiendo—se empezó a reír.
—No se lo digas a Logan.
—¿El qué no le podemos decir?—escuchaba risitas por todos lados.
—No se lo digas.
Vale, no era consciente de lo que estaba diciendo.
—A la cama, venga.
Me tumbé en la cama y caí rendida.
Logan
No sé qué llevaría la tila esa, pero parecía que estaba fumada.
Tardó nada en dormirse y escuché unos ronquidos suaves que me hicieron gracia.
Yo seguía investigando el móvil de Eryx para ver si teníamos algo más, pero no. No tenía nada más. Solo había fotos con sus amigos y de ella sola.
La chica era muy guapa, no voy a mentir. Tenía el pelo hasta la cintura de un color castaño claro, y unos ojos azules que dejarían loco a cualquiera. También había vídeos de cuando se hizo su primer tatuaje. Sus amigos la animaban porque ella les temía a las agujas. Eryx solo apartaba la vista y sonreía hacia sus amigos.
Miré en las redes sociales suyas. Nada. La última publicación fue el 22 de mayo de 2019. Puso
La venganza se sirve fría.
Que ridículo.
Se escuchó un ruido. Giré la cabeza hacia Ashley y vi que se le había caído la toalla y estaba desnuda en la cama.
Joder…
Sin mirarla mucho, o bueno…
No me juzguéis, ¿vale?
Cogí una de mis camisetas y se la puse con mucho cuidado, después le eché la manta por encima y seguí a lo mío.
O por lo menos intentarlo.
Estaba muerto de sueño, se me caían los ojos. Así que me tumbé un ratito encima de la mesa.
Pero me quedé dormido.
***
Me desperté al amanecer y lo vi desde el balcón. El sol me cegaba los ojos. Fue en ese momento en el que cerré los ojos y me imaginé la vida de Eryx, la vida de mierda que tuvo.
—¿Qué haces?—la voz de Ashley retumbó. Se colocó a mi lado, apoyada en la vaya del balcón. Me daba miedo que volviera a hacer otra gilipollez.
—Es obvio, ¿no, fiera?
—Puff… ¿Cuánto he dormido?—giré la cabeza para verla mientras se restregaba los puños en sus ojos, bostezando.
—Mucho—sonreí.
—No te burles, imbécil. No sé qué llevaba la tila rara.
—Parecía que ibas fumada.
—Eso mismo pensé yo—se rio por lo bajini.
Se formó un silencio inmenso, que no éramos capaces de romper, pero lo tuve que hacer.
Editado: 15.10.2022