Ashley
Los labios de Dash eran muy suaves. Esa manera de besarme es como llegar al cielo, o, quizá al espacio. Es como flotar por el aire y no volver a pisar tierra firme.
Me volvía loca.
Sí que es verdad que Logan me atraía físicamente, sus bromas estúpidas me hacían reír, esa manera de preocuparse por mí… Pero no se me olvida que me amenazó un par de veces, que mató a una persona que yo debería de haberlo hecho… Aunque me quiera olvidar de ese ser, jamás lo podría hacer, el que salvó mi vida en varias ocasiones, el que veía las películas conmigo, el que ha confiado en mí siempre. Y, tampoco se me olvidará lo que hicimos en el hostal, pero eso ya se borró de mi memoria hace tiempo. No volvería a pasar nada parecido a eso. Solo somos compañeros.
Punto y final.
Tenía muy claro que por Dash sentía muchas cosas que no las sentía por Logan. Dash me volvía loca de remate, esas mariposas tontas. Me encanta cuando me llama Heidi, cuando me trata con dulzura y me hace sentir querida, algo que no sentía desde hace mucho tiempo.
Ese cariño que me da, ese… todo. Quiero a Dash, lo quiero con todo mi corazón. Yo doy lo que recibo. Le doy todo el amor posible por mi parte. Y, siendo sincera, me gustaría pasar todo el resto de mi vida con él, porque siento que es la persona que más quiero en la vida y quiero pasarla con él. Simplemente es como me siento.
Tantas bromas, tantos planes… Le quiero, y no pienso negarlo si me lo pregunta. Aunque salga corriendo, aunque nos dejemos de hablar.
Pero Ashley, corazón, que te olvidas de que te está comiendo la boca.
Cierto.
Los labios suaves de Dash me estaban devorando la boca. Ya no era el Dash tierno y cuidadoso que conocía, era como una bestia pisando terreno, destruyendo lo poco que le quedaba por explorar de mi boca.
Sus manos en mis caderas hicieron fuerza para acercar mi cuerpo al suyo. Soltó un gruñido jadeante que me hizo estremecer. El antiguo Dash se había ido, y creo que en estos momentos no volvería a verle.
Me estampó contra la puerta del armario. El pomo se me clavó en la espalda haciéndome daño, pero lo ignoré.
Esas manos grandes se metieron por debajo de mi camiseta. Pegué un respingo, la verdad es que no me lo esperaba, pero no se lo impedí.
Él se lo tomó como que me había sorprendido. Solo me soltó una risa sexy y siguió con lo que había empezado.
Su mano fue por la espalda y tocó el broche de mi sostén. Solté un suspiro que no había sido consciente de que lo que estaba haciendo.
Dash me miró a los ojos con profundidad.
Me hizo caricias en la espalda y en la barriga, hasta me hizo cosquillas, o, quizá eran de mi estómago revolucionado.
No pasó a hacer nada más. Me molestó un poco porque me dejó con ganas de más, pero por otra parte le entiendo. Quería ir despacio, una palabra que no conocía, pero iba a hacer lo que hiciera falta para estar a su lado.
Le rodeé el cuello con mis brazos para darle un beso rápido en la punta de la nariz. Eso le hizo sonreír.
—Te quiero, Dash.
¡Pum!
Lo había soltado.
Él no dijo nada al respecto, solo soltó una risita, ¿tonta?
—Yo también te quiero, Heidi.
Me ilusioné como una gilipollas.
—Pero despacio, ¿vale? No quiero cagarla.
—¡Oh, créeme! La cagaría yo antes que tú—se rio—. A tu ritmo.
Dash asintió con una sonrisa de oreja a oreja. Hasta me la contagió.
—¿Hay planes?
—No me lo puedo creer. Acabo de llegar de unas vacaciones agotadoras, ¡y tú estás pensando en hacer planes!
Se puso la mano en la barbilla, fingiendo pensar—Sí, exacto.
Mi bufido retumbó por la habitación.
—Se puede llamar cita.
Eso me revolvió las entrañas. Creo que me puse roja como un tomate, o, puede que más.
Él no se merece a alguien como yo. Una asesina loca psicópata que está chiflada y cagada de miedo por si la pillan por la vida.
—Eso no fue así y lo sabes.
La frase de Logan se repetían en mi cabeza una y otra vez.
Eso no fue así y lo sabes.
Eso no fue así y lo sabes.
Eso no fue así y lo sabes.
Se merecía a alguien mejor que yo. Eso no lo dudaba en ningún momento. Yo intentaba darle cariño, lo iba a intentar y cambiar y dejar todo el pasado atrás, centrarme en el presente, en Dash.
—Cuenta conmigo.
***
¿Qué me pongo?
Puff… Por eso odio las citas.
No sabes a dónde vas a ir, entonces no sé cómo vestirme.
Menos mal que no está Isa aquí, porque sino me hubiese dado un vestido que hubiera tenido que ir sin ropa interior. Es que lo veo.
Miro en el armario de Isa, pero lo que te digo… No me va mucho ese estilo.
Toda mi ropa se queda esparcida por las dos camas del cuarto. Vale… me estoy empezando a alterar.
Solo quedan cinco minutos para que Dash llame al timbre y estoy solo en ropa interior.
La puerta retumba y me entra el pánico. Me acerco sigilosamente para mirar por el agujero de la puerta. Puff… es Logan.
Abro la puerta y él me mira de arriba abajo con una sonrisa vacilona.
¿Qué tiene de gracioso?
Me miro hacia abajo y… estoy en ropa interior.
Cerré la puerta de un golpe que hizo que las paredes retumbaran. Mierda, mierda, mierda.
—Ashley, abre la puerta.
—¿Eres gilipollas o te has dado un golpe en la cabeza?
—Te recuerdo que ya te he visto desnuda. No es nada nuevo.
Será…
—¡Vete a tu puta casa!—le grité con furia.
—No te alteres, fiera. Venía a verte.
¿A mí?
—Creo que ya me has visto demasiado.
Escucho su carcajada.
—Abre, venga—llama a la puerta.
Cojo una sudadera grande para taparme, pero, ¿para qué? Si ya me ha visto.
Da igual, quiero recuperar lo poco que me queda de dignidad.
Editado: 15.10.2022