Manuel estaba en su estudio revisando los casos más urgentes, Lucas había ido a Tribu-
nales para hablar con el fiscal del caso García, July había pedido permiso para retirarse
más temprano porque a la mañana siguiente tenía que rendir un examen y quería tiempo
para repasar. Manu quería concentrarse, sólo podía pensar en su amigo que estaba
sufriendo en la cárcel, siendo inocente.
Lucas llegó al edificio de los Tribunales, y recorrió los pasillos como muchas veces lo
había hecho, se dirigió a la oficina del fiscal y golpeó la puerta, Eugenia, la secretaria,
tardó unos minutos en abrir, cuando lo hizo tenía un gesto tenso, su trato siempre era
poco amable, pero, esta vez fue casi grosero, Lucas estaba enterado de que se rumo-
reaba que entre el fiscal Lautaro Santos y ella había un romance que no estaba blanquea-
do, ya que el abogado estaba tramitando su divorcio.
Lucas entró al despacho, el doctor Santos parecía estar leyendo un escrito y sin levantar
la cabeza le indicó que se sentara, después de un momento lo miró.
_ como está doctor, saludó el fiscal
_ bien, quería saber que novedades había con respecto al caso García.
_ ni se moleste, el muchacho es culpable desde el vamos, todo está en su contra
_ pero, no le encontraron el dinero encima, lo revisaron y estaba limpio
_ quizás tenía un cómplice, el hijo del dueño de la casa, dijo que había personas que no
conocía, algunos dieron como excusa que habían sido invitados por otros invitados a la
fiesta, pero, el joven estaba tan entusiasmado con su reunión, que no comprobó la
veracidad de esa información.
_ nosotros seguimos con la defensa de Abel García, para eso fuimos contratados por el
patrón del muchacho, quien trabaja en un taller mecánico y el dueño confía en su inocen-
cia
_ pero, sea franco conmigo no le parece extraño que el hijo de un empresario exitoso
como Guillermo Torres sea amigo de un simple mecánico
_ vamos, estamos en pleno siglo XXI, los jóvenes de ahora no tienen tantos prejuicios,
que el muchacho sea hijo de una familia de trabajadores, no significa que sea una mala
persona. Abel dice que fueron compañeros de colegio, ya que Agustín Torres hizo la
primaria en una escuela pública, pues, su madre al contrario de su marido, es una mujer
sencilla y quería que su hijo se relacione con chicos de todas las esferas sociales.
El fiscal lo miró algo sorprendido, él no tenía esa información, pero, siguió con su argu-
mentación.
_ pasaron siete años desde que terminaron la primaria, y tengo entendido que Agustín
continuó sus estudios secundarios en un renombrado colegio inglés, así que no creo
que hayan seguido la amistad, si es que alguna vez la tuvieron.
_ son del mismo barrio, quizás siguieron frecuentándose
_ lo dudo, pertenecen a mundos muy diferentes, el joven hijo de un millonario y el com-
pañero pobre cuya madre es una costurera y el padre desconocido.
_ creo que su opinión es muy particular y discriminatoria doctor Santos
El fiscal por primera vez desde que Lucas entró a su oficina sonrió, pero más bien era una
mueca despectiva, tratando de disimular su disgusto por lo que acababa de oir.
Era un hombre de unos cuarenta años, sus facciones eran armónicas, lo que lo hacían ver
atractivo, su nariz estaba algo torcida, según él, por un golpe cuando era chico y practi-
caba boxeo, lo que le daba un aspecto varonil, sus cabellos castaños, habían empezado a
desaparecer, tenía entradas lo que trataba de disimular, dejándose crecer el pelo hasta
un largo dentro de lo que puede considerarse prolijo, para alguien con su cargo, sus ad-
versarios lo llamaban a sus espaldas, peladilla, ya que además de las entradas, en la par-
te posterior de la cabeza, tenía un óvalo sin cabello, similar al confite de navidad.
_ mire, Lucas, si me permite llamarlo por su nombre, usted es aún un abogado joven, yo
hace bastante que estoy en la profesión y puedo decirle que con sólo mirar a los ojos a un
sospechoso puedo ver en su mirada, en su actitud si es culpable y le aseguro que este
muchacho lo es
Lucas aplaudió exageradamente y luego dijo con ironía
_ bravo doctor, entonces para que perdemos el tiempo y el dinero del estado en juicios, si
usted puede ver en la mirada de un sospechoso la verdad
_ disculpe, pero, creí que hablaba con un abogado y no con un chiquilín que intenta ha-
cerse el gracioso, no comprendió mi idea.
_ perdón, entonces explíqueme lo que quiso decir
_ es inútil, dejémoslo así, nos vemos en el juicio
_ de acuerdo doctor, pero tenga cuidado con los dichos de un chico, a veces dicen las
verdades que los mayores no ven o no se animan a decir.
Lautaro Santos lo miró, esta vez sin disimular su fastidio, Lucas salió de Tribunales y se
dirigió caminando al estudio, que estaba a pocas cuadras de allí, entró a la oficina, Ma-
nuel estaba hablando por teléfono, pero de todas maneras lo saludó con la mano.
Cuando Manu cortó la comunicación, le preguntó como le había ido con el fiscal, Lucas
le relató lo sucedido en la oficina del doctor Santos y ambos se rieron de peladilla.
Manuel estaba en su estudio revisando los casos más urgentes, Lucas había ido a Tribu-
nales para hablar con el fiscal del caso García, July había pedido permiso para retirarse
más temprano porque a la mañana siguiente tenía que rendir un examen y quería tiempo
para repasar. Manu quería concentrarse, sólo podía pensar en su amigo que estaba
sufriendo en la cárcel, siendo inocente.
Lucas llegó al edificio de los Tribunales, y recorrió los pasillos como muchas veces lo