Miedo a la verdad

Capítulo 26

Isabella se sentía exhausta, pronto tendría que rendir exámenes en la facultad, aunque

se tomó una licencia por estudios, en el colegio, pero, aún así, el día le parece dema-

siado corto para cumplir con todas sus obligaciones.

Ella había terminado su educación secundaria en el mismo colegio donde trabajaba,

cuando comenzó a dar clases allí, se encontró con algunas de las que habían sido sus

profesoras, quienes la recibieron cariño y la consideraron como una de ellas, Isabella

había sido una excelente alumna y por cierto muy responsable. Nunca le hicieron pre-

preguntas, ni comentarios sobre lo sucedido con su hermano, a pesar de ser un hecho

conocido por todos, y ella valoró esa actitud de sus compañeros.

Sus alumnos también la querían y respetaban, pero, siempre estaba el que se quería ha-

cer notar y utilizaba la broma o la ironía en forma irrespestuosa, ella recordó, una oportu-

nidad en que fue a dar su clase y uno de los chicos la increpó en el aula

_ profe, usted es abogada

_ no, aún no

_ pero, le falta poco para recibirse, no?

_ asi, es pronto me voy a graduar

_ y tiene título de profesora?

Isabella le sonrió _ que preguntón que estás hoy, pero sí me recibí de profesora

_ ah, bueno, pensé que era una profe trucha, es que me han contado que hay muchas

que dan clase y sólo tienen el secundario y algún curso

_ quedáte tranquilo, que yo nunca haría algo incorrecto

_ no, si yo estoy muy tranquilo, la que segura no lo está, es usted

_ por qué me decís eso? no te comprendo

_ y bueno, creo que nadie puede estar tranquilo, teniendo un  hermano preso por ma-

 tar a su mujer

Ella se sorprendió, pero, al mismo tiempo pudo mantenerse firme

_ mirá Javier, no tendría que contestarte, porque me estás hablando de una forma atrevi-

da, pero, antes de aseverar algo, tenés que estar seguro de que sea verdad, es cierto,

mi hermano está preso, aunque no mató a nadie, es inocente

_ no lo creo, eso es mentira, mi papá me contó que él la mató porque ella lo engañaba

con otro hombre

_ basta, este tema se termina aquí, y si alguno más quiere seguir hablando de esto lo

hará en dirección

_ sabe profesora, creo que es muy autoritaria, y seguro que ahora querrá mandarme a

examen, pero, yo sólo dije la verdad

_ si estudiás un poco más y mejorás tus calificaciones, no irás a examen, y eso de que

dijiste la verdad, no es del todo cierto y como dije antes esta conversación se terminó.

Los alumnos hicieron silencio al escucharla con voz firme y segura, el chico en cuestión

se sonrió en forma irónica, pero, también guardó silencio y ya no se volvió a mencionar

lo ocurrido.

Mientras recordaba este hecho, Isabella estaba en el estudio, ya había terminado su tra-

bajo y se había quedado pensando en ello, sin darse cuenta que ya había llegado la ho-

ra en que debía retirarse, Clara, su compañera, se acercó a su escritorio con una sonri-

sa

_ey, Isabella, ya terminó tu horario, aquí no te pagan horas extras _ rió la chica

_ oh, no es que me distraje, no miré la hora, ya me estoy yendo

Sonó el timbre del celular de Isabella, y lo atendió

_ hola soy Isabella

_ no me nombres _ contestó Antonio_ te espero en mi auto a la vuelta del estudio

_ de acuerdo, ya salgo

Clara estaba a su lado

_ no quiero parecer indiscreta, pero, tenés novio?

_ no, no tengo, era una amiga, bueno paso al tocador y después me voy

Después de retocarse el maquillarse y ponerse unas gotas de perfume, se despidió de

Clara y se fue, estaba intrigada, era la primera vez que venía a buscarla al estudio.

Llegó a la entrada del edificio, el encargado le abrió la puerta, caminaba rápido, cuando

vio el coche de Antonio, aminoró el paso, no quería que la viera tan agitada

El profesor no bajó del automóvil, desde de adentro le abrió la puerta

_ hola doctor _ dijo la muchacha, no se animó a tratarlo de vos _ me sorprendió donde ire-

mos

_ ya verás, y aquí podés llamarme por mi nombre, como fue tu día de trabajo

_ bien, quizás un poco cansada, pero, me entusiasma mucho aprender todo lo referente al

estudio

_ sí, Barbara me contó que hiciste muchos progresos, y está contenta de poder enseñarte

cada vez tareas más complicadas, así se adelantará un poco más el trabajo

_ la doctora Bárbara es una jefa increíble, y me tiene mucha paciencia, por eso quiero

corresponderle a su confianza, estoy segura que no la voy a desilusionar

_ por supuesto que no, también confio en vos

_ ahora, decíme adonde vamos

_ iremos a tomar algo, tengo algunas cosas que decirte

_ de acuerdo, pero, me muero de curiosidad

Antonio se sonrió, aunque no dijo nada, continuaron el viaje en silencio, hasta que detuvo

el auto, lo estacionó en un garaje y caminaron un par de cuadras, conversaban de temas

triviales, se reían, él se detuvo frente a una elegante confitería y le hizo señas de que en-

trara.

Se sentaron en una mesa junto a la ventana

_ que querés tomar _ preguntó Antonio

_ un capuchino saborizado

El pidió un café sólo, el mozo les trajo el pedido, y después se retiró

_ no sé de que querés hablarme, pero, yo quiero saber que va a pasar con mi hermano,

me tiene muy inquieta

_ soy su abogado, no confiás en mí?, te dije que iba a ayudarlo y es lo que estoy

haciendo

_ pero, cuando será el juicio, sé que no tengo práctica en la profesión, aunque entiendo

de que se trata, y quiero colaborar con vos, decime que puedo hacer y lo haré, me sentí-



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En el texto hay: intriga y romance, suspenso

Editado: 19.03.2022

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