Miedo a la verdad

Capítulo 30

Manuel no pudo dormir en toda la noche, pensando en todo lo que había hablado con

Charly, se sentía con esperanzas y no veía la hora de que amaneciera y empezar a tra-

jar en busca de indicios que lo condujeran al hombre de la cicatriz, que había matado a

Carla, pero, también sabía que sería una carrera contra el tiempo, los plazos se acorta-

ban.

Tambien pensaba en Isabella, tenía que hablar con ella, hacerle saber todo lo que había

conversado con Andy, estaba seguro de que ella sería discreta y comprendería la situa-

ción, por cierto se pondría contenta ante la posibilidad de una nueva alternativa para su

hermano.

La llamó por teléfono y le dijo que tenían que encontrarse, que era sumamente importan-

te, que debía confiarle algunas cosas de las que se había enterado. En un principio, Isa-

bella, no lo tomó en serio, y trató de poner una excusa para no reunirse con él, pero, Ma-

nuel insistió en que el tema era crucial y urgente, que quería que ella estuviese al tanto

de lo que pasaba, al fin logró convencerla, quedaron en verse en una cafetería cerca del

estudio de él.

Manuel llegó al lugar, entró, miró para ver si Isabella había venido, pero, no la vio, se ubi-

có en una mesa cerca de la ventana, para poder verla llegar, al cabo de unos intermina-

bles minutos, la vio entrar, y sus pulsaciones que se habían acelerado por temor a que

no viniera, se normalizaron, aunque seguía algo inquieto, debido al tema del que quería

hablarle no estaba seguro de si estaba haciendo lo correcto, además era la primera vez

en tantos años que la conocía, que hablarían solos, cuando él iba a visitar a Andy,

apenas, si la veía, ella lo saludaba y se iba a su habitación o salía con alguna amiga, más

tarde cuando fallecieron sus padres, Isabella iba a su casa acompañada de su hermano,

en busca del consuelo y del cariño que le prodigaban los padres de Manuel.

Cuando la vio acercarse no pudo dejar de admirar su belleza, la encontró muy bonita, ella

se sentó a la mesa, esperaron a que viniera el mozo, él pidió un café y ella un cortado,

Isabella estaba seria y también se la notaba intrigada, un profundo silencio se insta-

ló entre ellos, que Manuel intentó quebrar, le sonrió y le preguntó por sus estudios, ella le

contestó pero, se notaba su incomodidad, quería saber por qué la había hecho venir y se

lo dijo.

_ vamos Manuel, hablá por favor, para qué me pediste que viniera

_ es que surgieron cosas, que no sabés, y que creo que tenés derecho a saberlas

_ de acuerdo, decímelas, sin rodeos

_ me enteré que el doctor Ocampo le aconsejó a Andy que se declara culpable

_ eso, ya lo sé, decíme algo que no sepa, no tengo tiempo para perder, tengo que ir

a la facultad

_ esperá, no te impacientes, lo que pasa es que ni Andrés, ni yo estamos de acuerdo

con esa decisión

_ pero, que te pasa Manuel, le estuviste llenando la cabeza a mi hermano, sabés que no

hay otra alternativa

_ yo creo que sí la hay, y que el abogado se apresuró con su propuesta

_ me parece que estás celoso de que Andy no te haya elegido a vos para que lo repre-

sentes, no puedo creerlo, me hablás de la decisión del doctor Ocampo, pero, te olvidas

de los tiempos de la justicia, tienen que hacerlo antes de que haya una fecha para el juicio

_ no sabés lo que decís, creí que me conocías un poco, fui el primero en decirle a Andy,

que el profesor Ocampo era el mejor, que era el único que podría ayudarlo, y conozco

muy bien los tiempos, sólo es que me sorprendió, que se diera por vencido tan pronto

_ a ver abogado, cual sería tu sugerencia, realmente no te entiendo, Manuel

_ el que no te entiende soy yo, es que no puedo creer que no confies en tu hermano, en

su inocencia, estás de acuerdo con el doctor en que se declare culpable?

_ sí, yo creo en su inocencia, pero, no seremos nosotros quienes lo juzgaremos, cuando

declaró en el juzgado no creyeron su versión, sino le hubieran otorgado la libertad bajo

fianza, pero, no fue así, y como dice el profesor, si va a juicio lo van a condenar con la

pena máxima, eso es lo que querés, te animarías a arriesgarlo?

_ pero, Andy es inocente, por qué tiene que declararse culpable de un crimen que no co-

metió

Isabella lo miró estaba molesta, porque no sabía que decidir, entendía la posición de su

hermano y la de Manuel, pero, también confiaba en la palabra de Antonio, creía en él y en

que hacia lo mejor para ayudar a Andy, por lo que trató de convencer a Manuel

_ mirá, yo  amo a mi hermano y sé del cariño que se tienen, pero, su abogado hizo todo lo

posible por encontrar alguna prueba que lo dejara fuera de toda sospecha, no la encontró,

no hay indicios, ni nadie vio a ese maldito asesino que mató a Carla, y tampoco se sabe

como entró al departamento, entonces, explicáme en que podría basar la defensa, no te

das cuenta que no hay otra solución

_ es que no te cité aquí, para convencerte de nada y como no vamos a ponernos de

acuerdo, prefiero que no continuemos con esta discusión, pero, hay algo que no sabés y

tampoco lo sabe el doctor Ocampo, yo me enteré hace poco

Isabella se sonrió, no creía que hubiera algo que ella no supiera en relación a su herma-

no, él no le ocultaría nada, ni tampoco a su abogado, se puso de pie decidida a irse

_ esperá, Isabella tenés que escucharme

_ que es lo que vas inventar ahora, no vas a conseguir nada, la decisión ahora es de

Andrés

A Manuel no le gustó la actitud de la muchacha, y menos aún que sólo pudiera escu-

char y creer en la palabra de su profesor.



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En el texto hay: intriga y romance, suspenso

Editado: 19.03.2022

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