Miedo a la verdad

Capítulo 32

Charly se encuentra en su oficina, saca del cajón de su escritorio su vieja libreta, allí va

anotando con detalle todo lo que va descubriendo en sus investigaciones, no lo hace de

manera prolija, ese desorden sólo él lo entiende, de esa manera evita que algún

entrometido pueda sacar conclusiones, anota su conversación con Wanda, tratando de no

pasar por alto detalles importantes o quizás algo que a simple parece insignificante, y que

al final puede conducirlo a una pista. Sabía que era necesario hacerle una visita al tal

Marcelo, no estaba seguro de que fuera el asesino de Carla, aunque cabía la posibilidad,

habían tenido una aventura amorosa. Llamó por teléfono a Gitano y le contó lo que había

averiguado, le dijo que se reunieran en la puerta de la casa del supuesto representante y

le pasó la dirección, que figuraba en la tarjeta que le había dado Wanda.

Charly fue en su auto, un peugeot rojo, que tenía algunos años, pero, él lo cuidaba y lo

mantenía en perfecto estado, llegó a un barrio de casas bajas, donde no se veian muchos

comercios, era una zona residencial, se estacionó cerca de la casa donde se encontraba

la oficina de Marcelo, se quedó en el coche a esperar a Gitano. La fachada era la de un

inmueble de una sola planta, cuyo pasillo conducía a departamentos, lo pudo ver, ya que

la puerta de entrada estaba abierta. No tardó en ver llegar a su amigo en el descapotable

blanco último modelo, su nueva adquisición, bajaron y entraron al pasillo, Charly tocó el

timbre del departamento, escucharon movimientos, y luego, se abrió la puerta, vieron a

chica rubia, no demasiado bonita, pero, con buenas curvas, el detective le preguntó por

Marcelo Shapiro, la mujer los hizo pasar, atravesaron un pequeño patio y entraron a una

sala de recepción, donde había un par de sillones,  estaba el escritorio de la joven con

su respectiva butaca, las paredes mostraban afiches con fotos de chicas despampa-

nantes y con poca ropa, la chica que los hizo pasar, les dijo que esperaran que le iba

avisar a Marcelo, volvió a salir y les dijo que el señor Shapiro quería saber quienes eran

y que querían, Gitano entró sin contestarle y detrás suyo entró Charly, la joven trató de

impedirles la entrada, pero, no pudo detenerlos.

Charly tenía varias credenciales que le conseguía Gitano, las que mostraba, según la oca-

sión. Marcelo se levantó de su asiento, estaba enojado y los enfrentó diciéndole que quie-

nes se creían que eran para entrar a su despacho de esa manera, Charly le mostró, des-

de una distancia que no le permitiera leerla bien, su credencial falsa de policía, el hombre

trató de tranquilizarse.

_ que pasa oficial, algún problema

_ queremos hacerle un par de preguntas, que imagino no se negará a contestar, si es que

no tiene nada que ocultar

_ por supuesto que no oculto nada, ésta es mi oficina y cumplo con todas las normas, es

legal

Marcelo era un hombre corriente, de unos cuarenta y cinco años, pero, su loock era el de

un muchacho, sus rasgos eran convencionales, aunque se notaba que se había hecho al-

gunos retoques quirúrgicos

_ de acuerdo, que quieren saber

_  conocés a una joven llamada Carla

Marcelo los miró, se lo notaba desconcertado

_ no sé, no recuerdo a ninguna Carla, quizás haya venido, aquí todos los días llegan chi-

cas, algunas modelitos que pretenden hacerse famosas, sólo por su cara bonita y tal vez

un buen cuerpo, pero, sin ningún talento

_ hacé memoria, no nos mientas, sé que vino a verte, tengo testigos de que la vieron va-

rias veces por aquí, me dio la impresión de que cuando hablaste de modelos, estabas

hablando de ella, a pesar de que no mencioné que lo era

_ está bien, es cierto, la conozco, pero, fue hace mucho, no volvió por acá

_ ahora, me querés hacer creer que no sabías que la mataron, acaso no te enteraste

_ sí, claro que me enteré, lo escuche en el noticiero, pero, yo dejé de verla antes de que

la asesinara su novio

_ por qué estás tan seguro de que él es el asesino

_ bueno, está preso, acusado de haberla matado

_ aún no fue juzgado, ni condenado, no crées que se merece el beneficio de la duda

_ creí que ya era un caso resuelto

_ pues, te equivocaste, por eso, es que estoy aquí investigando a todos los que la co-

nocieron y tuvieron algún tipo de relación con ella

_ de que se trata, acaso cree que soy un sospechoso

_ no te impacientes, sólo quiero que me cuentes con lujo de detalles como la conociste

y que tipo de relación tenías con ella, no me ocultes nada

_ bueno, ella vino a verme, una amiga le habló de mí, sabía que tenía contactos con un

productor de un canal de televisión, quería que se lo presentara y que la ayudara a en-

trar en ese ambiente

_ que le dijiste, le prometiste que lo harías

_ sí, claro, le hablé de la gente que conozco y que la llevaría para que le tomen una

prueba, pero, fui sincero, le dije que antes tenía que prepararse, era atractiva, esbelta

y tenía buena figura, aunque eso no alcanza para triunfar, pensé, que sí le ayudaba

a prepararse, podía convenirme a mí también, ganaríamos los dos

_ y como tenía que prepararse, convirtiéndose en tu amante

_ no, no fue tan así, la anoté y le pagué clases de baile, odiaba el canto, así, que no

le insistí, también tomó algunas clases de teatro, pero, se aburría, así que lo dejó, pron-

to, me di cuenta que la chica no tenía ningún talento, ni le interesaba aprender, ni si-

quiera tenía ese algo, esa chispa que pudiera convertirla en una estrella



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En el texto hay: intriga y romance, suspenso

Editado: 19.03.2022

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