Miedo a la verdad

Capítulo 33

Charly y Gitano estaban desilusionados, creyeron haber encontrado al asesino de Carla,

pero, no fue así, aunque estaban dispuestos a seguir adelante, nada les impediría llegar

 la verdad, y aún les quedaba pendiente ir a ver al director de cine, se llamaba Rodolfo

Montero y tenían su dirección.

Charly decidió que era hora de husmear un poco en el departamento de Andrés, llegó al

edificio de la calle Charcas, era moderno, tenía unos ocho pisos destinados a viviendas,

le hizo seña al encargado, quien se acercó y abrió la puerta, el hombre le pregunta a

quien está buscando, Charly le muestra su carnet de detective, y le pide que lo deje en-

trar, que luego le explicará la razón de por qué estaba allí, lo deja pasar, Charly le dice

que está haciendo una investigación y que quiere ver el departamento donde vive Andres,

donde ocurrió el crimen, el portero se niega y trata de explicarle que la policía estuvo allí,

y le ordenó que por ser la escena del crimen no debía permitir que nadie entrara.

_ disculpe, cual es su nombre – preguntó Charly-

_ me llamo Anibal

_ bueno, Anibal, yo soy Charly, necesito que me hagas el favor de dejarme entrar al de-

partamento, yo me hago cargo de cualquier problema con la policía, serán sólo uno mi-

nutos, prometo no tocar nada

_ espero que no me meta en un lío, baje rápido, si no lo iré a buscar yo mismo

_ de acuerdo en diez bajo, lo prometo y levantó la mano en señal de que cumpliría su pro-

mesa

Anibal le dio una copia de la llave del departamento, y el detective subió al ascensor, bajó

en el séptimo piso, abrió la puerta y entró, aparentemente está todo en orden, pero, sabe 

que fue minuciosamente registrado por la policía, aunque cree que quizás algo se les pue-

de haber escapado.

Entra al living, hay sillones tapizados en pana azul, la alfombra es de un azul más oscuro,

El lugar está decorado con buen gusto, en un estilo moderno, hay algunos cuadros de ar-

tistas famosos, también fotografías sacadas por Andres que colgaban de la pared, abre

una puerta es el dormitorio, la cama está deshecha, como debe haber quedado después

del crimen y de la detención del fotógrafo, revisa los cajones de la mesa de noche, no hay

nada importante. Se acerca al balcón, abre la puerta corrediza y se asoma, luego vuelve

a entrar en la alcoba, revisa los cajones de la cómoda, y los vuelve a cerrar, ve sobre el

mueble varios portaretratos con sus correspondientes fotografías, en uno se ve una pare-

ja de edad mediana, Charly supone que son los padres de Andrés, al lado hay otro donde

puede verse una muchacha hermosa, lo mira, no es Carla, se trata de Isabella y luego, ve

otro más con la fotografía de una pareja joven son Andrés y Carla, la mira puede ver que

la chica era muy atractiva, lo toma, y después de observarlo con atención, trata de volver

a depositarlo en su lugar, pero, se le resbala de la mano, y cae al piso, se enoja con su  

propia torpeza, lo levanta y se alegra de que no se haya roto, cuando va a dejarlo en la

cómoda nota que entre el portarretrato y la fotografía asoma la punta de algo, que parece

un trozo de papel, que con el movimiento de la caída se desplazó, tratar de tironear de

forma suave para no romperlo, pero, está trabado, tampoco consigue sacar la foto, se

dirige al cuarto de baño, y mira en el cajón del vanitory, busca algún elemento con que

poder sacar el papel, encuentra una pinza de depilar, vuelve a la habitación y toma de

nuevo el retrato, con la pinza trata de sacarlo, luego de varios intentos lo consigue, lo

mira con atención, hay algo escrito, pero, no entiende que significa, allí puede leerse:

    SILENCIO SIOSA

Lo lee varias veces, observa la letra, está escrito en letra de imprenta, recuerda los ras-

gos de la firma de Andrés, que vio en la declaración que hizo ante el juez y no cree que

sea la suya, sospecha que lo escribió Carla, pero, de que se trata?, a simple vista

parece una amenaza, quien es el destinatario?, o tal vez sea una frase en clave. Ya van

a cumplirse los diez minutos desde que está allí, guardó el papel en el bolsillo de su cha-

queta y salió del departamento.

Cuando llega a la planta baja, se encuentra con el portero, Charly le señala el reloj y le

recuerda que cumplió con su palabra, aun faltaban dos minutos para los diez que le

había dado.

_ ya me voy, pero, antes sé que me va a hacer otro favor

_ ahora que quiere, ya lárguese

_ sólo un par de preguntas y no lo molesto más

_ que preguntas quiere hacerme, ya me hizo perder mucho tiempo, porque no se va de

una vez

_ vamos, tranquilo no se ponga nervioso don Anibal, que le va a dar un ataque y me voy

a poner muy triste, sólo quiero saber si escuchó o vio algo el día del crimen

_ yo ya hablé con la policía y no tengo por qué decirle nada a usted

_ de acuerdo, no tiene obligación de contarme nada, pero, por qué es tan agresivo conmi-

go, si soy un tio simpático y le agrado a la gente

El portero hizo algo parecido a una sonrisa y Charly se la devolvió, sabía que se había ga-

nado al hombre

_ mire, lo lamento, lo mismo le dije a la policía, no sé nada porque ese día no estuve aquí

mi hijo Nico me reemplazó, yo no me sentía bien

_ ajá, pero, Anibalito hubiéramos empezado por ahí, hubiéramos ahorrado tiempo y pala-

bras, ahora dígame donde puedo encontrar a su hijo

_ ah, no, no quiero que vuelvan a molestarlo, hace unos días un poli lo fue a ver y fue

bastante grosero con él, mi pobre muchacho, no es justo que no lo dejen tranquilo, por



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En el texto hay: intriga y romance, suspenso

Editado: 19.03.2022

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