Miedo a la verdad

Capítulo 41

Hacía más de una hora que Manuel estaba en la casa de San Isidro, hablando con

Amalia, se dio cuenta la clase de hombre que era el doctor Antonio Ocampo, en su vida

privada, no sólo le era infiel, sino que también era desconsiderado con ella, no le importa-

ba que su esposa a la que decía amar, se destruyera la vida tomando alcohol, ese era

 el insensible del que se había enamorado Isabella, pero, también comprendió que ella

era libre de elegir a quien amar y vivir su propia experiencia, aunque, de todas maneras

era su deber alertarla, hacerle saber cómo era él en realidad.

_ dígame, Amalia que pasó a su regreso del crucero, pudieron recomponer su matrimonio,

tal como usted deseaba

La mujer trató de sonreir, pero, sólo pudo hacer una mueca desagradable, mientras sus o-

jos se llenaban de lágrimas, a pesar del tiempo transcurrido, pero, se repuso y continuó

con su relato

_ bajé del avión muy ilusionada, pensaba en la sorpresa que le daría a Antonio, lo besaría

mucho, le había escrito una bonita tarjeta en la que le hablaba de mi amor, no le hacía

ningún reproche, sólo le decía que éste sería un nuevo comienzo

_ usted amaba mucho a ese hombre, y que sucedió, encontró a su marido en casa?

_ quise darle una sorpresa, _ Amalia rio, pero era una risa de dolor_ la sorprendida fui yo,

entré a la casa, eran las diez de la noche, las luces estaban encendidas, él estaba en

casa, me alegré, pero, al mismo tiempo, sentía una sensación en el pecho que no podría

describir, Antonio estaba en la habitación, abrí la puerta, y ahí estaban en mi cama, des-

nudos, abrazados, después de haberse amado, juntos mi marido y mi hermana

_ es increíble, no lo  puedo ni imaginar, cual fue su reacción?

_ me quedé congelada, en un primer momento, después los insulté, los amenacé, ellos

no dijeron nada, sólo atinaban a cubrirse los cuerpos, pensé en que quería verlos muer-

tos, pero, no soy una asesina, no podía hacerlo, aunque les ordené que se vistieran y les

avisé que si no se iban de mi casa ya, los mataría, me vine a este salón, luego entré en la

cocina y tomé una cuchilla grande, la tenía entre mis manos, a pesar de que sabía que no

la usaría contra ellos, salieron corriendo como las ratas que son

_ qué situación tan terrible, pero, admiro su valentía, supongo que él no volvió a la casa

_ no, por supuesto que no, tampoco se lo hubiera permitido, mandó a un amigo a retirar

sus pertenencias, después, de un tiempo empecé con los trámites de divorcio

_ cómo siguió su vida, estaría desvastada

_ sí, así es, lo estaba, me deprimí, mi primer impulso fue tomar una copa de licor, pero,

recordé, el número de teléfono de un compañero del grupo, lo llamé y le dije que necesita-

ba su ayuda, me dijo que no tomara ni una gota de alcohol, que él pronto estaría en casa,

para contenerme, así pude, de a poco, salir de esa situación con la ayuda del grupo

_ pudo reconstruir su vida, después de lo que le sucedió?

_ sí, fui a la empresa, donde había trabajado por muchos años, como secretaria, y que

había renunciado para dedicarme a mi matrimonio, recuperé mi empleo, ya que mi

antiguo jefe, no estaba conforme con el trabajo de su nueva empleada, no la despidió,

pero, la puso en otro puesto, fue muy reparador para mí volver a trabajar

_ no me conteste si no lo desea, si le parezco entrometido, pero, su historia me conmo-

vió, pudo volver a formar pareja en estos años, Amalia?

La mujer más tranquila, se sonrió, _ no me parece, usted una persona a la que le gusta

meterse en la vida de los demás, para molestar o hacerle daño, mi jefe, que es gerente

de la empresa donde trabajo, llevaba varios años divorciado, empezamos una relación,

estamos juntos en la actualidad, superé mi vida anterior, y puedo decirle que ahora soy

una mujer feliz

_ qué sucedió con su hermana, continuó la relación con Antonio

_ ah! mi hermana, en realidad somos medio hermanas por parte de padre, yo no quería

volver a verla, a ninguno de los dos, eran unos traidores, pero, dos meses después de

lo ocurrido, tocaron a mi puerta, era de noche, pensé en no atender, estaba sola y tuve

miedo, ante la insistencia, quise saber de que se trataba, era Cristina, mi hermana, le

dije que se fuera, que no abriría la puerta, me gritó llorando que le abriera, y lo hice,

la dejé pasar estaba desesperada, quiso explicarme lo inexplicable, me pidió que la

escuchase, aunque sólo fuera por el recuerdo de nuestro padre, lloraba, estaba real-

mente asustada, dijo que su relación con él fue terrible, que no podía pedirme perdón,

porque creía que me había salvado de un ser monstruoso, que desde el principio supo

que no era la única en su vida, aún así, no le importó, quería estar con él, pensaba que

él la quería, y ella también lo amaba, pero, después se puso violento con ella, la golpea-

ba, sin ningún motivo, o por cualquier cosa que no le gustara, cuando la veía golpeada,

llorando, caída en el piso, la abrazaba, la besaba, le pedía perdón, y terminaban haciendo

el amor, esto pasaba muy a menudo, Cristina ya estaba harta de los golpes y del maltrato,

ese día cuando Antonio volvió del trabajo, le reclamó que aún no estuviera lista la cena,

ella le dijo que no era su sirvienta, él la abofeteó, ella quiso defenderse, pero, Antonio

siguió golpeándola, hasta que la hizo caer, luego la pateó varias veces, estaba lastima-

da, aunque no derrotada, le gritó que dejara de pegarle, no lo aguantaba más, se iría de

su casa para siempre, él se puso, aún más furioso, quiso pegarle con la hebilla de su



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En el texto hay: intriga y romance, suspenso

Editado: 19.03.2022

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